Feeds:
Entradas
Comentarios

Archive for May 2009

El próximo domingo 31 de mayo a las 20 horas, presento en la ciudad de Mendoza mi libro Invasores. Historias reales de extraterrestres en la Argentina en el bar Los Dos Amigos (Santa Fe e Ituzaingó), auspiciado por la Revista PPP y Andesmar.

Me van a acompañar los periodistas Pablo Lozano (Revista PPP) y Miguel Títiro (Diario Los Andes) y, si se anima, uno de los protagonistas del supuesto encuentro de dos empleados del Casino con cinco humanoides en Mendoza, la madrugada del 31 de agosto de 1968. «Mensaje de Ganímedes», a mi juicio uno de los capítulos más jugosos de Invasores, es la historia que mencioné en la presentación del libro en Buenos Aires.

Más info aquí.

Read Full Post »


Una de las ideas falsas que circulan sobre el cáncer es su incurabilidad. Hoy, la mitad de los enfermos oncológicos tienen cura. Y entre los que no, un importante porcentaje de ellos –si reciben a tiempo el tratamiento adecuado– pueden disfrutar de una buena calidad de vida.
Los éxitos de la medicina no impiden la abundacia de ofertas mágicas. Algunas son eficaces muletas mentales: no son caras, no dañan y pueden mejorar el ánimo del enfermo mientras descansa de la terapia. Otras ni siquiera eso: hacen perder tiempo, dinero y, a veces, causan daños directos. El más grave: suspender o postergar tratamientos de eficacia comprobada. Para el paciente o el familiar cercano es difícil sustraerse de las propuestas milagrosas que hacen con la mejor voluntad familiares, amigos o conocidos. Nunca falta el que recomienda alguna medicina alternativa o complementaria “inocua” que sanó o mejoró el estado de alguien. Estos consejos suelen ser acompañados por testimonios o anécdotas impactantes. Algunos aceptan hacer la prueba: “Total, peor es nada”. A veces eso es cierto. Las “opciones inocuas serias” pueden ayudar, como compensador psicológico, cuando el propio oncólogo suspendió el tratamiento: en ocasiones, sobre todo cuando la enfermedad ha avanzado, la quimioterapia puede ser más agresiva que la enfermedad. Un paliativo que ilusiona sin dañar no necesariamente está mal, puede contribuir a seguir tirando y completar un estado de bienestar. Pero atención: en esos momentos también es habitual entregarse a la impotencia y la desesperación. Lo cual conduce a tomar las decisiones equivocadas.
Ya le había dedicado una entrada anterior al “libro gordo del cáncer”, en realidad una obra en dos tomos titulada Introducción a la Oncología Clínica. Esta compilación a cargo de Adrián Huñiz, Daniel E. Alonso y Daniel E. Gómez (Ed. Universidad Nacional de Quilmes, 2009), es de esas joyas a precios duros de alcanzar pero de lectura indispensable para personas comprometidas con el tema. Desde que el segundo tomo se publicó, pedí permiso a los responsables de la editorial de la UNQ para difundir el artículo que escribí con el oncólogo Alejandro Turek, Terapias Alternativas en el Paciente con Cáncer (pp. 865-879).
La UNQ estuvo de acuerdo en la utilidad de que esta información circule ampliamente y me autorizó su publicación, lo cual hago ya mismo en Magia Crítica. ¡Muchas gracias!
Casi todos tenemos amigos o familiares con cáncer. Tenemos que estar unidos para vencer a esta enfermedad y sus secuelas. Las abundantes ofertas de medicinas no probadas, el fraude y el abuso de la credulidad no son temas menores en este contexto.
El capítulo íntegro en pdf se puede descagar desde aquí.

Read Full Post »

El 25 de mayo se celebró en todo el mundo el Día del Orgullo Friki. No sin cierta consternación, he detectado que Che OVNI (Anibal Uset, 1968) no figura entre las cien películas más frikis de la historia. Denuncio la escandalosa omisión. A la vez, ofrezco -para deleite de otros frikis como yo- una versión resumida (cortesía del amigo Jorge Gentile) del extraordinario film. Fue Mariana Comolli la periodista que adelantó -desde la revista Semanario– la conexión oculta entre la comedia (protagonizada por Jorge Sobral, Javier Portales, Marcela López Rey y Juan Carlos Altavista, entre otras figuras) y la teleportación del matrimonio Vidal, la leyenda más divertida que cuento en INVASORES, historias reales de los extraterrestres en la Argentina. (Bueno, también agrego otros detalles en la «entrevista para entendidos» que me hizo Débora Goldstern en su blog Crónica Subterránea.)

También se cumplieron treinta años del estreno de una gloria friki hollywoodense: Alien, el octavo pasajero (Ridley Scott, 1979). De la que ya hay rumores de precuela. A la izquierda, afiche promocional de Alien vs. Alf. La imagen corresponde a la escena cumbre, que algunos han considerado «la película de ciencia ficción más corta de la historia».

Read Full Post »

La penúltima vez que oí hablar del retorno de V, Invasión Extraterrestre (1983-1985) fue hace cosa de un año. Su creador, Kenneth Johnson, se refirió a los preparativos de una película basada en la novela V Segunda Generación, secuela de la primera miniserie. Planteada como continuación y no como remake, el plan incluía rescatar al elenco original de la serie. Pero quedó en la nada.

Debí andar muy distraído, porque recién ayer, hojeando el blog de Maximiliano Poter en la Rolling Stone, me enteré que la nueva versión de la mítica miniserie está por estrenarse en los Estados Unidos. Serán cuatro temporadas de trece capítulos cada una que emitirá la cadena ABC. El colmo del nuevo programa sería que quedase inconcluso: eso fue lo que pasó en 1985, cuando la serie se canceló sin preaviso y obviamente sin final.

La historia de la resistencia encabezada por el camarógrafo Michael Donovan y la doctora Juliet Parish contra la flota invasora de Sirio marcó a toda una generación de adolescentes que hoy son cuarentones o treintañeros memoriosos. Hay escenas bien ancladas en la cultura pop, como el día en que Juliet desenmascaró ante millones de televidentes al comandante reptiliano, un papelón que los humanos serviles defendieron como un montaje para desacreditar a los buenos alienígenas.

No creo equivocarme si afirmo que “V” también contribuyó a inyectar adrenalina y ansias de rebelión tras la sangrienta tradición de dictaduras militares que asoló América Latina y los duros tiempos (luego sabríamos que podían ser mucho más duros) de la presidencia de Ronald Reagan en los Estados Unidos.

“V” trazaba un explícito paralelismo con el nazismo, aunque los invasores fingieran bonhomía, la base de su dieta fueran ratas y sus planes de conquista incluyeran procesar, elaborar y exportar a su planeta carne humana. También recuerdo sentimientos ambivalentes. Ellos nos necesitaban para sobrevivir y nosotros éramos otro eslabón de la cadena alimentaria, en un rincón perdido de la galaxia.

¿Cómo olvidar a la abominable/hermosa Diana transformando su delicada boca en bocaza para deglutirse un enorme roedor? El paso del tiempo dio a la saga un giro enternecedor. Ejemplo: hoy, la actriz Jane Badler publicita ositos de peluche vestidos con el uniforme de los visitantes.

LOS REPTILES NUNCA SE FUERON
Pero ya no veremos a aquella Diana (Badler) ni a Donovan (Marc Singer) en la serie producida por Scott Peters, creador de Los 4400. La remake, protagonizada por Elizabeth Mitchell (Lost) y Joel Gretsch (Taken, Los 4400), promete un despliegue de efectos visuales que no tuvo la miniserie de los ochenta.

De “V”, la primera generación, pasaron casi veinticinco años. ¿Qué sucedió desde entonces? Varias cosas. Los visitantes que convencieron a parte de la humanidad que habían llegado en son de paz y prometían compartir sus conocimientos tecnológicos reaparecieron, pero no ya como ficción sino en el mundo real. Esas criaturas inverosímiles –sus delicadas máscaras humanas jamás podían cubrir sus repulsivos rasgos reptilianos- revivieron en la subcultura ufológica de los noventa con la aparición en escena del ex futbolista inglés, y vocero del Partido Verde, David Icke. En libros, conferencias y shows televisivos, Icke denunció que una raza reptiloide sedienta de sangre humana había usurpado el cuerpo de los líderes más poderosos de la Tierra. Pero a la identidad de los invasores ya no era traicionada por sus meñiques erectos sino por cierto destello en sus ojos, que delataba el iris elíptico de los reptiles.

Probablemente, el primer reptoide humanizado surgió de la escultura que creó en 1982 paleontólogo Dale Russell cuando un museo le pidió que imaginara cuál podría haber sido el aspecto del Troodon (o Stenonychosaurus) si hubiese seguido evolucionando, una idea que ya había propuesto Carl Sagan en Los dragones del edén (1977). (*)

Por otro lado, el concepto de alianza entre fuerzas alienígenas enemigas y el poder militar vivió su edad de oro poco antes del auge reptiliano. En 1987 -año de regreso triunfal del caso Roswell, en Nuevo México- se conocieron varios documentos falsos (conocidos como MJ-12) que impusieron el rumor según el cual el gobierno de los Estados Unidos había sellado un siniestro pacto con unas Entidades Biológicas Extraterrestres (EBE’s) procedentes de la constelación Zeta Reticuli. En 1988, un libro de circulación casi clandestina, The Matrix, escrito por un tal Valdemar Valerian, y un documental televisivo, UFO’s Cover-Up Live!, difundieron que los visitantes mutilaban ganado, secuestraban ciudadanos y violaban abducidas para crear una nueva raza híbrida. En fin, cómo olvidar la belleza de Elizabeth, la joven nacida de la mística cópula entre un reptil y una militante de la resistencia. Esta pequeña híbrida fue la predecesora directa de Allie Keys, la niña cósmica protagonizada por Dakota Fanning en Taken (2002).

En suma: todas las ideas que florecieron con el relanzamiento del misterio Roswell y el reverdecer paranoico promovido por Icke y otros anti-lagartos, ya estaban en “V”, la serie cuyo retorno ahora celebramos. Con las salvedades expuestas, claro.

(*) Kottmeyer, Martin (2003); “Reptoid Fever” en The REALL News, Vol. 11, Nº 1. Descargar pdf.

(**) Más detalles sobre la evolución de la más escamosa raza alienígena en el capítulo “Si ves una vaca volar, creéme” en Invasores, historias reales de extraterrestres en la Argentina (Editorial Sudamericana, 2009).

Read Full Post »

Una de las historias más delicadas e interesantes que me tocó investigar fue el caso de las acusaciones de abuso sexual contra el gurú indio Sri Sathya Sai Baba. El 5 y 12 de agosto de 2001, bajo el prudente título “¿Un dios pecador?”, el programa Zona de Investigación (Azul TV) emitió los resultados. Cinco ex miembros de la organización Sai Baba declaraban que el avatar manoseaba o abusaba sexualmente de sus fieles. Más tarde, en febrero de 2002, la revista Gatopardo publicó los entretelones de mi investigación. Y añadí cosas que pasaron poco después, como la apresurada visita al país del doctor Michael Goldstein, líder de la Fundación Mundial Sri Sathya Sai. Ese año, Goldstein viajó a Buenos Aires para defender al gurú de las escandalosas denuncias de los encumbrados ex seguidores de Baba de la Argentina, Estados Unidos y Suecia. Durante su conferencia, Goldstein regaló otra perla. Durante los atentados del 11-S, dijo, los devotos empleados en las Torres y en el Pentágono “no llegaron a sus trabajos a tiempo ese día”. En otras palabras, el avatar indio -en un alarde de mezquindad espiritual- se interesó en preservar las vidas de sus fieles y de nadie más. Por entonces, no ahondé en historias adyacentes que -si bien no eran menores- tuve que relegar. Además, las mejores historias no surgen por correr detrás de la primicia. Deben madurar.

MOROCHO Y ARGENTINO
Las asignaturas pendientes eran varias. Una de ellas: explorar la sorprendente conversión de los fundadores de la organización Sai Baba en la Argentina. Durante las entrevistas para aquel programa, Mónica Socolovsky, dueña de la empresa de modas Sathya, y el psicólogo Daniel Coiffman, introductores de Sai Baba en los años ochenta, me contaron que si bien seguían respetando a Baba, habían cambiado de gurú. El avatar de relevo era Ricardo Javier Ocampo. Era un calco de Sai Baba. También morocho, pero argentino. Le llamaban Ananda Baba o Maestro Amor y visitaba seguido la sede en Palermo de la Fundación Espiritualidad Práctica, presidida por Socolovsky y Daniel Salzman. En agosto de 2001, las noticias sobre el hombre corrían como aguas rápidas en el fandom new age. Durante la primera emisión de Zona de Investigación (el material era tanto que el informe se extendió en dos programas), atendí decenas de llamados que preguntaban o informaban sobre el nuevo mesías, riojano como el patilludo y con un número creciente de seguidores. Dios -afirmaban- ahora atendía en la provincia de Catamarca. Había nacido el 28 de junio de 1974, decía ser “madre y padre” a la vez y tenía charme, ese aura indefinible que llaman carisma. La divinidad había encarnado en un fornido maestro de Tai Chi que regurgitaba lingams, materializaba ceniza sagrada y joyas como su inspirador de la India. Socolovsky y Coiffman, fascinados con el gurú, se alejaron de la Organización Sai. También estaban algo molestos por las pesquisas de Leonardo Gutter, presidente de la Organización Sai Baba en América Latina. Gutter había viajado a la India para preguntar al swami por el riojano. “Es un buen simulador”, dijo Baba. Al regresar de la India, Gutter pidió la renuncia de quienes “tienen un pie en los dos botes”.

NI MASCULINO NI FEMENINO
“Soy la encarnación del Amor en forma consciente. Juego Mi papel a Mi manera. No Soy masculino ni femenino. Pero estoy en un cuerpo humano masculino, ya que éste es el cuerpo que Me permite lograr los Deberes Divinos. Pero cuando amo, no amo a un hombre o a una mujer. Cuando Amo a otros Me Amo a Mí mismo”, escribía Ocampo en un email que envió a sus seguidores el 19 de agosto de 2001. Durante dos años fui su sombra. Cada vez que bajaba a Buenos Aires, ahí estaba yo. Sus charlas eran interesantes. Ocampo había tomado nota del descreimiento hacia la clase política y tenía sentido del humor, un don esquivo entre los gurúes. Ocampo ofrecía un florilegio de chistes que dosificaba en sus conferencias y hasta se burlaba de sí mismo: “Mi mayor felicidad sería que no estuvieran aquí, no ser muleta de nadie”; “yo tendré éxito cuando me quede en silencio y nadie me necesite”. Nunca me quiso dar una entrevista. La última vez, me palmeó el hombro y me dijo: “Insiste. Pronto será el tiempo”. Yo pensaba: “Flor de vivo. Va a seguir debajo de la alfombra hasta que se disipe la mancha que tiñe de sospechas de pedofilia a su mentor”. Como no había caso, insté a mis amigos, los periodistas Daniel Riera y Viviana Giménez, por si les iba mejor que a mí. Tampoco resultó.

Para Ocampo, era prematuro dar entrevistas a periodistas imprevisibles. Pero, si pretendía crecer, no podía permanecer para siempre en la clandestinidad. Para eso, nada como atraer la atención de un animador obsecuente. Así llegó a Un mundo mejor, el programa de cable de Claudio María Domínguez. El ex niño prodigio fue el primero en entrevistarlo largo y tendido. (El arrobamiento de Dominguez por ciertos gurúes funciona como un chantómetro: si queda embobado con algún personaje, pronto se sabrá que detrás había alguna oscuridad. Sus favoritos siempre acaban en el ojo del ciclón: la Madre Teresa, Sai Baba, Alex Orbito y ahora Ananda Baba.)

¡AH, EL AMOR! En 2005, Sergio Carreras reveló por primera vez sus asuntos internos. “Una ex seguidora suya lo acusó de quitarle a su novio, tener sexo con todos los colaboradores varones cercanos a él, maltratarla psicológicamente al punto de casi llevarla al suicidio y de predicar una cosa pero hacer otra”, escribió el periodista de La Voz del Interior. El mismo gurú que me caía simpático por su estampa anti-gurú terminaba cargando con el sayo del personaje en el cual se había inspirado. Sus modales, ocasionalmente, eran autoritarios. “No vine a revelar una nueva religión –ya existen muchas–, tampoco a tener millones de seguidores… una sarta de tontos nunca entiende a su maestro ¿para qué?”, se preguntó en 2003, en una de las últimas charlas en las que participé. Pero el Maestro necesitaba seguidores. Sino ¿quiénes le iban a ayudar a construir su morada? El ashram está en un predio de 75 hectáreas en Colonia del Valle; y a pocos kilómetros de allí, en Miraflores, la residencia de Ocampo y el loteo donde construyen sus casas los fieles. Ambos parajes quedan cerca de la capital catamarqueña. Hace tres años, en la revista NEO, publiqué por primera vez estas informaciones (ver abajo). A su comunidad habían comenzado a llegar peregrinos de todo el mundo. Entre ellos, muchos argentinos devotos de Sai Baba que encontraron una encarnación divina más a mano, que les habla en su idioma, les canta canciones románticas y promete milagros en contexto ceremonial idéntico al de Sai Baba en la India. “Puedo ser madre, compañera, esposa, o enemiga. De esta energía proviene Mi dulzura al hablar, Mi docilidad al actuar”, proclama Ricardo Javier Ocampo.

TRES PÉTALOS EN EL OMBLIGO Ocampo, en su faceta de músico, es Ricardo Javier, a secas. Ya editó tres CDs: Amor Divino, Amor Tropic y Mensajes de Amor. Ediciones El Mensajero –su propio sello– publicó varios libros, entre ellos El poder infinito del subconsciente y Amor. Una Encarnación Divina. Dicta clases de Tai Chi, aerobic y se enorgullece de una biografía misteriosa. “Nací con tres pétalos de jazmín sobre el ombligo”, dice. Reveló a sus padres su naturaleza divina a los seis años. “Me desnudé, materialicé una túnica y me alejé de casa”. Luego vivió en orfelinatos y fue criado por militares. “Es uno de cinco hermanos. Su padre murió por alcoholismo y tabaco. Y no terminó la primaria porque supo que no necesitaba estudiar”, me explicó Juan Pablo Carullo, uno de sus fieles. En La Voz del Interior, Carreras publicó que la misma ex devota a la que le había robado el novio denunció que “llevaba una vida cómoda mientras su gente duerme en carpas y se alimentan a lentejas”.

¿ACTIVO O PASIVO? En su boletín El Camino, Ocampo define sin vueltas la interacción que mantiene con sus discípulos.: “Hay cuatro maneras de relacionarse con Mi energía: 1. Como amante conyugal. 2. Como amigo. 3. Como devoto activo o pasivo. 4. Como enemigo de campo”. Su ambivalencia sexual no sólo era un dato conocido: también parece ser parte de la religión. Para tranquilidad de sus enemigos de campo, aclaraba: “No me molesta si hablan mal de Mí, ni si hablan bien de Mí… Tampoco aparecí para comportarme como algunos desean que Yo me comporte. Tengo una libertad absoluta sobre Mi comportamiento y Me Responsabilizo por ello.”

Hoy, tres devotos de su círculo interno lo acusan de abuso sexual. También le pasan otras facturas. Desde travesuras ininimputables (el lavaje de testículos con aceite sagrado a mayores de edad entra en esa categoría) hasta malversaciones financieras. Todas picardías terrenales, ninguna del otro mundo. Algunos fieles se bajan en pos de la comodidad perdida y otros porque no soportaron una sensible instancia de su iniciación: beber su propia orina.

No queda otra que seguir el devenir de Ocampo de cerca. Ojalá su parecido con Sai Baba termine en la prestidigitación, su indumentaria anaranjada y el cotillón mágico. El río presagia malas noticias. Que ya no serán tardías.

Enlaces

«Pecado Divino». En revista Gatopardo (Colombia). Febrero 2002 No. 21. Pp. 44-61 & 120-121. Disponible online traducción al inglés.

Baba’ Sex Gate en la Argentina: Crónica de una investigación

Una mañana con Dios. Por Sergio Carreras

Maestro Amor. Un pedido de captura por una denuncia de abuso sexual lo bajó del cielo al mundano terreno de las noticias policiales. Por Sergio Carreras.

«Gurúes de exportación». Por Alejandro Agostinelli. Publicado en revista NEO Año 2 Nº 14 Mayo de 2006. Páginas 40-43. Descargar nota completa de galería.

Read Full Post »

Momentos previos y miniexpo de cultura alienígena (Gracias a Pele, a cargo de la cobertura multimedia de la presentación).

“Los invasores… seres extraños de un planeta que se extingue. Destino: La Tierra. Propósito: adueñarse de ella. David Vincent los ha visto. Para él todo empezó una noche en un camino solitario, cuando buscaba un atajo que nunca encontró. Empezó con un merendero cerrado y abandonado; con un hombre tan fatigado que no podía seguir viajando. Empezó con la llegada de una nave de otra galaxia. Ahora David Vincent sabe que los invasores han llegado, que han tomado forma humana. De algún modo, debe convencer a un mundo incrédulo de que la pesadilla ya ha comenzado…”

Con estas palabras -el preámbulo de la serie Los Invasores (1967)- Daniel Riera presentó el pasado jueves 7 de mayo mi libro «INVASORES. Historias reales de extraterrestres en la Argentina». Dany, siempre a la altura de su genio creativo, hizo que todos lo recitaran, cual mantra al coraje y a la imaginación.
Hoy Magia Crítica se arriesga a parecerse a otros blogs donde la intimidad es noticia. Pero qué le voy a hacer, ¡si ayer fue uno de los días más hermosos y memorables de mi vida! Hermoso porque en ese encuentro disfruté intensamente de la consagración de la amistad. Y memorable porque ¿cómo olvidar el momento en que cobré consciencia de lo que significaban para mí todas esas caritas, que no me dejaron seguir hablando porque casi me hacen llorar? No voy a pasar lista, me da vértigo: vinieron más de un centenar de amigos y me asusta suponer que tal vez estuvieron algunos que no llegué a ver o creí ver y en realidad fueron una fugaz alucinación.
Gracias, entonces, a los grandes protagonistas de anoche: a los compañeros y compañeras de la vida, de aventuras, de borracheras, de estudios, redacciones, y hasta ¡de la primaria! Celebré cada reencuentro, dedicar cada libro, disfrutar juntos unos vinos, música y parte de mi minimuseo alienígena.

El autor habla de «INVASORES» después de Riera (el video de su presentación sigue en proceso).

Sólo voy a agradecer, con nombre y apellido, el apoyo abnegado y amoroso de los más cercanos y de otros amigos que también me honraron con su aporte.

-Mi viejo, Jorge Agostinelli. No sólo me prestó el salón sino que hizo lo suyo para ser este que soy.
Tere Escario, artífice de gran parte de los preparativos que colmó el mayor deseo al que cualquier hombre puede aspirar: el amor de su compañera no sólo por lo que uno es, sino por lo que uno hace.
Ale Borgo, Roberto Amitrano y Carlos Mutani, por ocuparse de la atención de otros amigos.
Fernanda Mel, quien diseñó la tarjeta de la presentación y la carátula del cedé con la banda musical del libro (*).
-Vanesa Tapperte, autora de la tapa del libro que no fue y de la guarda de Magia Crítica que es.
Gerardo Bernstein, director de Metamorfosis FX: me prestó su monumental reproducción en látex de Hask, el virrey de la Federación de Star Wars.
Frano Bosch, que no vino pero nos regaló ¡dos cajones de vino!
Glenda Vieites, de Editorial Sudamericana, a quien una gripe feroz no le impidió sumarse al encuentro.
-Los amigos y compañeros de trabajo que me ayudaron a ordenar el lugar.
-Mis hermanos Paulo y Javier: me ayudaron a recopilar las canciones del cedé.
Fedhar. Mi entrañable amigo místico me regaló dos hermosas ilustraciones para acompañar el adelanto del primer capítulo del libro -que un diario prefirió no publicar porque habla «sobre extraterrestres» (¡sus editores ignoran que «ellos» no son lo más interesante de INVASORES!)

¿La verdad? Creo que -sin contar la excepción de abajo, que le dio una pincelada bizarra a la velada- todos la pasamos de maravillas. ¡Qué más puedo pedir! El mismo día, además, Beto Casella, en Bendita TV, y Luis Alfonso Gámez, en Magonia, comentaron INVASORES. No podía esperar nada más de esa jornada milagrosa. Ah, sí faltaba algo más. Que Bernardo Stamateas -pastor del Ministerio Presencia de Dios y best seller- viniera a bendecir el libro. Y, por favor, créanme: eso también sucedió.
Gracias a todos por compartir ese rato mágico conmigo.

(*) El cedé con la Banda musical de INVASORES exige una sucinta explicación: diez capítulos del libro comienzan con la estrofa de una canción alusiva. Son temas de Horacio Ferrer-Piazzola, Arco Iris, Orquesta América, Gardel-Le Pera, Charly García, Miguel Mateos, Tiro de Gracia, Café Tacuba, El otro yo y Soda Stéreo. La anécdota de la noche: una pareja no identificada ingresó en el salón mientras mis amigos recitaban a coro el prólogo de Los invasores, creyó que los cedés eran una picardía del autor («¿dónde se vio un libro con ‘cortina musical'»?, habrán pensado) y huyeron despavoridos, convencidos de que acababan de entrar en la sede de una secta lunática.
Los cinco cedés fueron el bonus-track para los primeros compradores de INVASORES. Otros quince fueron sorteados al final, junto con dos ejemplares del libro, que se vendió con un veinte por ciento de descuento.

Read Full Post »

El martes 5 de mayo, en La Venganza Será Terrible, Alejandro Dolina dedicó un rato de su programa a conversar con Patricio Barton y Gillespi sobre Invasores. Historias reales de extraterrestres en la Argentina.
Dolina: No pueden ser reales porque no hay extraterrestres, señor.
– …escrito por Alejandro Agostinelli…
Dolina: Ah, sí; entonces, sí.
– Es el libro de editorial Sudamericana: «Invasores». ¡Está el obelisco! Y aquí hay un platillo volador que está, circunscripto… Hay gente ahí, cruzando la 9 de Julio.
-Son de verdad.
Dolina: Y nadie lo vio. Hay un plato volador ahí que nos puede reventar como en La Guerra de los Mundos.
-Y todos como si nada.
Dolina: Como si nada. Esta indiferencia nos va a matar. Porque el día de mañana nos van a invadir los marcianos y otros seres extraterrestres y van a terminar con nosotros sin que terminemos de creerlo. Vamos a estar en plena polémica, a ver si creemos o no creemos, mientras los tipos nos están aniquilando.
-Ahora, siempre los platos voladores van a lugares emblemáticos; por ejemplo: aquí, el obelisco; en Francia la torre Eiffel… siempre aparecen así.
Dolina: Si fuera invasor haría lo mismo, ¿a dónde quieren que vayan? Si aterrizaran en Baigorrita tardaríamos diez años en darnos cuenta de que nos están invadiendo.
-Y ellos saben. Son seres superiores que conocen los lugares emblemáticos.
Dolina: No hace falta ser superior, cualquiera lo sabe. En realidad, las personas que veo a veces en el obelisco haciéndose notar no parecen denotar una enorme superioridad.

Gracias a Max Seifert y a Ale Borgo por el enlace.

Descargar audio del fragmento del programa La Venganza será Terrible.

Read Full Post »

Read Full Post »

Pigs on the wing / Pink Floyd (Animals, 1977)

En el embravecido mar de las creencias conspirativas la imaginación siempre puede volar lejos. Pero nunca tan lejos como las puede llevar su cosmovisión de la realidad. Para algunos, podrían estar sucediendo dos cosas: el calendario maya adelanta -por aquí muchos esperábamos el fin del mundo para 2012- o somos creación de dioses que quieren acabar con su alucinación antes de tiempo. Resulta curioso que aquellas profecías no incluyeran pestes o pandemias entre sus previsiones. Aunque sería menos raro que ellas ahora empiecen a adaptarse a las nuevas preocupaciones.

Si bien ya impresiona que algunos periodistas del misterio deban salir a decir que “los extraterrestres no tienen nada que ver” con la gripe porcina, sorprende menos que empiecen a rodar bolas sobre conjuras siniestras, como la que le achaca a Donald Rumsfeld, ex ministro de Defensa de Bush, intereses escalofriantes detrás de la epidemia.
Luis Alfonso Gámez subraya la responsabilidad de los medios, apurados en retratar un escenario preapocalíptico cuando las cosas todavía no son tan graves. De su blog me apropio de un consejo: leer al historiador Manuel Montero, quien recogió las teorías más bizarras que han proliferado por estos días y señaló el riesgo de hacerles caso.
Para terminar, la justificación del video. El apuercalipsis según Pink Floyd -el tema Pigs on the wing– alude al punto ciego de los pilotos ingleses que les impedía fijar el blanco enemigo. La metáfora no es mala, pero tampoco mía. Es de Ricardo, el héroe desocupado. Sólo agrego que el tema del disco Animals también habla del desencuentro entre los seres humanos.
Algunas ideas locas meten tanto barullo que resulta conveniente tomar medidas preventivas. ¿Recomendaciones? Solamente una: en vez de tirarlas a la papelera, dejémoslas descansar. Así sabremos cuánto duran. Mientras tanto, no las reenviemos. Pueden confundir las lenguas. Es decir, alejarnos de los puntos de encuentro.

Cerditos, digo créditos:
Apocalipsis puerco: el ataque extraterrestre
Apuercalipsis
Blog de J.R.Mora
La influenza porcina ¿beneficia al Tamiflu de Donald Rumsfeld?

Read Full Post »

Tengo un lector de otro mundo fascinado con Invasores. Historias reales de extraterrestres en la Argentina, el libro que presento el jueves 7 de mayo a las 19,30 hs. en Palermo. Mi amigo alienígena no asistirá. No viene, y no es por timidez. Él ahora vive en México. Hace años se estableció allí en busca de aires más gentiles, menos tóxicos. Mi amigo exoplanetario descubrió en Monterrey plazas libres de la amenaza de la gripe argentina. Luego plantó su telescopio para mostrar el cielo a los paseantes por unos billetes. De algo hay que vivir. Y él vive de hablar de las estrellas.

CONFESIÓN. El tipo que en la televisión de Argentina, Chile, México, y en toda la web se hizo conocido como Comandante Clomro, me quiere. Tanto que subió a Youtube el collage audiovisual que -no sin cierto pudor- publico acá abajo.

El extraterrestre en cuestión tiene otras razones para estar contento. Vivió enmascarado por años y, para Invasores, me reveló la secreta historia de su comandancia. Sin macanas. Sin vueltas. Sin pasamontañas. Este forajido tierno como turrón italiano adorna el panteón de criaturas entrañables que entrevisté para mi libro. Donde también hay espiritistas exitosos, ufólogos que descubren lo que buscan, amantes de seres del espacio, visionarios perseguidos por la Iglesia, héroes telúricos a quienes se les impregnaron superpoderes alienígenas y espíritus cósmicos inquietos pero felices en sus encarnaduras terrestres.

Se supone que -para atraer la voluntad del lector- debería decir que acopié sus testimonios para hacer reaccionar a un mundo incrédulo. Que tropecé con verdades espeluznantes que pujaban por emerger. Que el libro es un llamado al despertar de la Humanidad. Que ahora sé por qué el Hombre asciende a otro nivel de consciencia. Pero mis ilusiones son otras. Para empezar, son infinitamente modestas. En Invasores quise reconstruir la biografía de testigos, contactados y abducidos para conocer mejor a la Tierra. Quise descubrir a su gente. Quise reflejar qué vivieron para hacer lo que hicieron, por qué llegaron a ser lo que son y qué vida vivió esta pléyade de terráqueos que jura haber sido guiada por inteligencias del cosmos. Ese fue mi horizonte. Eché demasiadas raíces en este planeta como para pretender zambullirme en los misterios del espacio exterior. Hay viajes más cortos y sin embargo, tanto más reveladores. El espacio interior tiene sus honduras. Teleportaciones instantáneas como la de Catherine Fulop -protagonista de otra insólita ramificación del film Che Ovni (Uset, 1968)- son un ejemplo revelador. La venezolana vivió su experiencia con alegría tanto cuando se sintió abducida por extraterrestres como cuando supo que había sido engañada. Catherine nunca dejó de disfrutar.

HAY UN ET EN MI VIDA. Lo digo ya mismo: el Comandante Clomro es único. No hay dos. Él lo sabe. Antes de arrepentirse otra vez, el enmascarado se confiesa. Así, me contó por qué reescribió su vida. Por qué, en ese trance, inventó un género: el de la historieta viva. Y me explicó el sentido de su misión. A veces, alcanzar su objetivo fue imposible. O frustrante. Y el tema fue la soledad. Otras veces cabalgó iniciativas fascinantes y hasta glamorosas. Porque Clomro fue el Zorro en un mundo lleno de Diegos de la Vega. Aunque esa dualidad -para él- no supone ninguna contradicción: el burgués que luchaba por los desposeídos es un «complemento inteligente de los extremos» en un mundo más bien lleno de gente que no es ni el Zorro ni Diego de la Vega. También protagonizó epopeyas, como la de desafiar al mismísimo comandante Ashtar Sheran, o trabajar para construir otro mundo en la Tierra.
Conocí a Clomro años antes de que se presentara en Frente a Frente, un talk-show conducido por Alejandro Rial que produje en el canal América allá por 1997. Fue entonces cuando anunció ante la incredulidad universal que su cuerpo había sido ocupado por un ser de otro planeta. Pero cuando nos conocimos él acababa de salir del Lineamiento Universal Superior (L.U.S.), uno de esos grupos extravagantes que -para asustar al profano- llamamos sectas. Harto de vivir en la gama del gris, Clomro dio a su vida un giro copernicano. Y volcó. Primero, apartándose del Lado Oscuro. Después, mudándose a la colorida cultura azteca. Mientras en la Argentina sus apariciones eran premiadas por su condición de fetiche bizarro, las fuerzas de la cibercultura lo ungieron Primer Trashumante Galáctico. Y el loser devino ganador.
Clomro me tiene algo idealizado. Me cree ángel y demonio, colega alienígena y encarnación argentina de David Vicent. Clomro -en rigor, el hombre detrás de la capucha- parece no darse cuenta que yo he dejado de perseguir a los invasores. Nadie persigue a lo que ama, y yo amo a los invasores.


Mi libro no advierte sobre el avance de las tropas del espacio ni agita temores sobre el advenimiento de una pavorosa religión estelar. Es más, no alerta sobre peligro alguno. El título ironiza sobre la mala prensa que tienen ciertas razas alienígenas agazapadas en los zaguanes de la cultura popular. Los extraterrestres y sus aliados, los que rescata Invasores, son de otra madera. Se parecen más a los cartoneros, a los piqueteros o a los predicadores de plaza Miserere que a los charlatanes pitucos, o a los famosos embajadores cósmicos que exudan de lejos su mala entraña. Los míos son buena gente. Comulgan con una religión sin oropeles. Ocupan espacios sociales marginales, pero a los que llenan de sentido. Descifrar el significado de sus actividades en la Tierra es tarea que no me compete a mí solamente, por eso me gustaría que el libro tuviera lectores. Y si son comunicativos, tanto mejor.
DESACRALIZAR SOMBRAS “Si ellos, los extraterrestres, planean visitarnos, o bien en son de paz, o bien para invadirnos, este libro puede resultarles muy útil para conocernos”, escribió Daniel Riera, autor de uno de los dos prólogos del libro. Nunca le agradeceré lo suficiente a Dany porque explica el sentido de Invasores mejor que yo mismo. Mi necesidad por la bendición del maestro me llevó a pedir unas líneas a Pablo Capanna, insigne filósofo de la ciencia y teórico de la ciencia ficción. Escribió otro texto –Ward y los Kandinski– que se convirtió en el segundo prólogo del libro.
Para mí, las vírgenes o los cristos de yeso que lloran sangre enseñan más sobre la condición humana que el misticismo de cartón pintado de las catedrales. De igual modo, un paisano que cuenta con cara de susto que un plato volador le robó el teléfono móvil, o el ufólogo que usó varillas de radiestesia para encontrarlo, dicen más sobre lo que representan los extraterrestres en la vida cotidiana que lo que puedan contar los exoantropólogos del Proyecto SETI.
Todos nos podemos asustar de una sombra. Incluso cuando ignoramos que la sombra es proyectada por un maniquí, la sensación de desamparo es la misma. Entre esas fronteras difíciles de discernir -dentro de esa nebulosa ambigüa- suceden los fenómenos más perturbadores que denuncia Invasores. Si alguien conoce otros ejemplos, me encantaría escucharlos. Quién sabe, a lo mejor continuará…

Blog de Invasores-ellibro

Read Full Post »