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Archive for the ‘CIENCIAS EXÓTICAS’ Category

El sábado 30 de enero cientos de ciudadanos británicos, convocados por la Meyerside Skeptics Society frente a la cadena de farmacias Boots, junto a sus colegas del Círculo Escéptico, en la madrileña Puerta del Sol, unieron sus fuerzas para celebrar un solemne ritual de suicidio colectivo: a las 10,23 UTC, ingleses y españoles ingirieron –enteramente y de un sorbo- el contenido de frascos y pastilleros de diferentes clases de «remedios» homeopáticos.
La idea de los participantes de la dramática ingesta masiva era demostrar que -si los productos resultaban efectivos- la sobredosis les causaría daños letales, o al menos algún vahído.
Todos los voluntarios sobrevivieron lo más campantes a la experiencia. ¿Por qué será? ¿Los escépticos tienen superpoderes, acaso? ¿La homeopatía no daña jamás, ni siquiera en casos extremos? ¿O la homeopatía es puro verso?
Llegó tu oportunidad para opinar.

(A la memoria del agua y del insigne J. Salinger (1919-2010), afecto a la medicina homeopática, ex simpatizante de cienciología y, sobre todo, autor de El guardián entre el centeno).

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El imposible caso del Dr. House homeópata (en este mismo blog).

10/23 Homeopathy: There’s nothing in it

Suicidate, no pasa nada

Suicidio homeopático

¿Funciona la homeopatía?

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Terapia Alternativa del Dr. Cascote

«Podemos aprender mucho de nuestros éxitos. Pero más de nuestros fracasos. Y más de 30 años fracasando me han enseñado mucho. Cuando de salud se trata, lo importante es seguir intentando.»

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moam sabor limonCada tanto reaparece alguna polémica alrededor de la llamada Publicidad Subliminal, es decir, la creencia según la cual ciertos publicistas diseñan sus avisos para enviar sigilosos mensajes cifrados al consumidor. Estas ideas -que no son captadas a golpe de vista- quedarían grabadas “debajo del umbral de la percepción”. Según han concluido los que saben, no hay evidencia que respalde la capacidad humana de percibir tales estímulos, siendo el llamado marketing hipnótico impotente –o bastante inefectivo- para influir en nuestras conductas.

NACE UNA ESTRELLA. Debe ser por eso que asistimos al parto de un nuevo género: la Publicidad No Tan Subliminal. Los mensajes non sanctos, si bien siguen siendo malévolos, ya no son arteros sino totalmente explícitos. El 27 de agosto, The Daily Mail informó sobre el patatús de una pareja en West Yorkshire, Gran Bretaña: se quejaron ante el gerente de un negocio por haber vendido a sus hijos “caramelos ácidos con envoltura pornográfica”.
Las golosinas de la marca alemana Haribo Maoam ingresaron en el mercado europeo en 2002. El matrimonio Simpkins denunció que los dibujitos que representaban al lima-limón retozaban en “un pervertido encuentro carnal”. La noticia desató un alud de protestas. “El rostro del lima, que suponemos es el caballero, tiene una expresión especialmente espeluznante”, alegó el señor Simpkins.

moam sabor cerezas SOBRE INTERPRETACIONES. El monigote verde saca una lujuriosa lengua afuera y, ciertamente, parece feliz. Lo curioso es que el mismo dibujo aparece en caramelos sin sabor lima. En otro gráfico, correspondiente al caramelo con gusto a cereza, parece rozar la zona erógena del muchacho verde con su mentón, aunque podría tratarse de una embozada fellatio.
Los defensores del rol del azar en estos asuntos atribuirán la pornografía al cerebro tirando a podrido de los aficionados a interpretaciones maquiavélicas. Es decir, esas cosas tan feas que los censores descubren tienen más que ver sus excesos de suspicacia que a intenciones encubiertas.
En lo que respecta al papel de los caramelos, el mensaje podría ser más escandaloso de lo que parece: las frutas bien podrían ser del mismo sexo.

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Publicidad Subliminal

Father’s fury over children’s ‘pornographic’ sweet wrappers

Más orgías dulces

¿Existe la publicidad subliminal?

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Imperdible contracara del Dr. House en la comedia «That Mitchell and Webb Look» (subtitulada).

Quién más, quién menos, habrá visto a Dr. House, las andanzas hospitalarias de un médico especializado en diagnósticos imposibles cuya despiadada genialidad discute la ética médica a niveles exasperantes. Nadie imagina al héroe de la serie, el non pus ultra del pensamiento crítico, recetando globulitos para que un moribundo los disuelva bajo la lengua. Ahora, semejante cuadro, es más difícil de imaginar: la Organización Mundial de la Salud (OMS) acaba de rechazar la aplicación de tratamientos homeopáticos para tratar enfermedades con un alto índice de mortalidad, como el sida, la tuberculosis, la malaria, la gripe común y la diarrea infantil.
En la Argentina -cosa rara ¿no?- la noticia pasó inadvertida. Digamos entonces que la declaración de la OMS sigue una iniciativa propuesta por The Voice of Young Science (VoYS), un grupo de científicos dedicado a la atención de las zonas rurales más empobrecidas de los países subdesarrollados. Y la noticia tiene interés porque la OMS, a partir de la escasez de médicos en las naciones más pobres, había resuelto “reconocer el rol de los proveedores de las llamadas Medicinas Tradicionales (entre ellas la Homeopatía) a la hora de proporcionar atención sanitaria”. El nuevo documento afirma lo contrario: “Cuando la Homeopatía reemplaza tratamientos efectivos, se pierden vidas”.

AGUA MARÍA PURÍSIMA. Desde los tiempos de don Samuel Hahnemann, los principios centrales de la Homeopatía fueron la Ley de los Similares (según la cual una sustancia será eficaz si, al ser suministrada a una persona sana, provoca iguales o parecidos síntomas a los causados por la misma enfermedad) y la Ley de los Infinitesimales, según la cual, cuanto menor es la dosis, más poderoso será el efecto. Para sus partidarios, los efectos de la sustancia son potenciados con la dilución (también llamada “potenciación” o “dinamización”). Así, según los seguidores de Hahnemann, cuanto mayor sea la dilución, más poderoso será el efecto.

Si llevamos esta práctica al extremo, el más potente remedio homeopático -diluido, dinamizado, despojado de la más pequeña molécula de la sustancia original- recibirá un nombre melódico y armonioso: agua. El mejor remedio debería ser, entonces, agua pura. Esto, que parece un chiste, no lo es: el dogma homeopático no sigue los conocimientos (ni los razonamientos) de la ciencia terrestre. De hecho, los homeópatas describen malestares o desequilibrios localizados en planos energéticos o espirituales. Si no hay agentes físicos en juego, ¿a quién le interesa respetar los principios de la Física? (1)

Dr houseEL NEGOCIO DEL GLOBULITO. Hablar de Homeopatía, entonces, es hablar de una doctrina, de creencias y de negocios. No es hablar de medicina. Y no lo es por un motivo obvio para cualquiera menos para los homeópatas y las personas que -de buena o mala fe, en casos de vida o muerte da igual- aseguran haber sido curadas gracias a un preparado homeopático: su eficacia es comparable a la de cualquier placebo.
Siempre habrá un mal pensado que dirá: “Lo que pasa es que a usted le pagan los laboratorios, le pagan”. ¡Ojalá! Este modesto blogger no está en condiciones de rechazar auspiciantes. Lástima que el argumento es reversible: las mal llamadas “medicinas alternativas” mueven un negocio enorme. Un dato: en 1990, los gastos asociados al uso de estas terapias en los Estados Unidos era comparable a la cantidad invertida en todas las hospitalizaciones. Y sus practicantes tienen mejores razones que los laboratorios medicinales –que tampoco son unos santos, cuidado- para invertir en propaganda favorable: los “alternativos” zafan de los controles que reglamentan la medicina basada en la evidencia. Y para mantener el statu quo hacen falta «amigos» en puestos clave.

PEOR EL REMEDIO… Los homeópatas tropiezan con otro problema. Para demostrar la validez de sus pócimas deben seguir los mismos protocolos experimentales que usan los científicos que intentan determinar la eficacia terapéutica de cualquier medicación. (Vaya usted hablarle de energías a un biotecnólogo que busca la vacuna para combatir al Alzheimer, o de espíritus a un oncólogo ante un niño con cáncer). Y a los homeópatas siempre les fue malísimamente mal a la hora de corroborar sus especulaciones metafísicas.
En definitiva, los muchachos de VoYS lograron hacer reaccionar a la OMS, que ahora advierte: «hay situaciones donde la Homeopatía pone vidas en peligro». Para Joe Martines, director del Departamento de salud infantil de la OMS, “nada prueba que la Homeopatía pueda beneficiar el tratamiento de la diarrea infantil. La Homeopatía no se centra en combatir la deshidratación, y entra en total contradicción con las bases científicas y con nuestras recomendaciones para tratar la enfermedad”. Robert Hagan, investigador biomolecular de la Universidad de St. Andrews (Escocia), destacó la necesidad según la cual “los gobiernos reconozcan el peligro de promocionar la homeopatía”. Y definió a esta práctica como “potencialmente desastrosa”. Juliet Stevens, del Hospital Somerset State en Ciudad del Cabo (Sudáfrica), consideró que en nuestros países “el costo mínimo de la salud pública es prohibitivo para la mayoría, y eso hace a la población muy vulnerable a las terapias sin fundamento”.
No pocos médicos homeópatas se desentienden de pacientes con enfermedades graves o avanzadas y los derivan a centros de salud «ortodoxos» para que la ciencia arregle lo que los globulitos no pudieron remediar. ¿Por qué? En las salas de terapia intensiva no hay homeópatas. Y si los hubiera, las situación sería igual a la que presenta That Mitchell and Webb Look , una famosa comedia de la BBC que recordó mi amigo Carolus, autor de Hipótesis.  Te suplico que regreses al punto de inicio del post y no te pierdas el breve y contundente sketch.

Nota

(1) «En diluciones superiores a 12 centesimales de Hahnemann (12CH) ya ha desaparecido cualquier rastro de la sustancia original.
No queda ni una sola molécula de la tintura madre (…) Tenemos única y exclusivamente agua.» Por información (y humor), leer la contribución de Fernando Frías a la homeopatía en El Fondo del Asunto.

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That Mitchell and Webb Look (BBC)

La OMS desaconseja el uso de la homeopatía para el tratamiento del sida o la malaria

Voice of Young Science (VoYS)

Medicina Tradicional. Necesidades Crecientes y Potencial (Documento de la OMS, mayo de 2002)

M.Y. Hasan, M. Das y S. Behjat “Alternative medicine and the medical profession: views of medical students and general practitioners”, en Health Journal, Volume 6, Issue 1, 2000, Page 25-33

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Una nueva serie de Fox, Lie to me (en la Argentina, Lunes a las 22), cuenta las investigaciones del doctor Cal Lightman (Tim Roth), un científico que despliega un arsenal de técnicas para detectar cuándo engañan toda clase de filibusteros.
En Crítica de la Argentina, el colega Federico Kukso entrevistó a Sergio Rulicki, un antropólogo de la UBA especializado en lenguaje corporal. Habla, por ejemplo, de la mirada: “Se supone que mirar mucho al rostro a otras personas es invasivo porque de hecho es algo que ocurre básicamente en situaciones o relaciones íntimas. Mirar prolongadamente a los ojos a otra persona ocurre entre enamorados o entre dos personas que están por agarrarse a las piñas.”

La pregunta de un participante del Foro de Dios! sobre los fundamentos científicos de la comunicación no verbal dio lugar a un apasionante debate con el psicólogo Carlos Domínguez. Quiero decir: ahora, en un pequeño grupo de correos, una cantidad de personas discute el sistema de codificación gestual desarrollado por el doctor Paul Ekman, las mentiras prosociales en niños, la utilidad de los «detectores de mentirita» (como los que usaba Gelblung para averiguar si mentía Ricardo Schiariti) y la aplicación de estas técnicas en la vida cotidiana. Si el video de arriba te pareció esclarecedor, aconsejo seguir el debate en el Foro de Dios!

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Mentime que me gusta. Entrevista a Sergio Rulicki. Por Federico Kukso.

Foro de Dios! Tema: «¿Tiene fundamento científico?»

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Una de las ideas falsas que circulan sobre el cáncer es su incurabilidad. Hoy, la mitad de los enfermos oncológicos tienen cura. Y entre los que no, un importante porcentaje de ellos –si reciben a tiempo el tratamiento adecuado– pueden disfrutar de una buena calidad de vida.
Los éxitos de la medicina no impiden la abundacia de ofertas mágicas. Algunas son eficaces muletas mentales: no son caras, no dañan y pueden mejorar el ánimo del enfermo mientras descansa de la terapia. Otras ni siquiera eso: hacen perder tiempo, dinero y, a veces, causan daños directos. El más grave: suspender o postergar tratamientos de eficacia comprobada. Para el paciente o el familiar cercano es difícil sustraerse de las propuestas milagrosas que hacen con la mejor voluntad familiares, amigos o conocidos. Nunca falta el que recomienda alguna medicina alternativa o complementaria “inocua” que sanó o mejoró el estado de alguien. Estos consejos suelen ser acompañados por testimonios o anécdotas impactantes. Algunos aceptan hacer la prueba: “Total, peor es nada”. A veces eso es cierto. Las “opciones inocuas serias” pueden ayudar, como compensador psicológico, cuando el propio oncólogo suspendió el tratamiento: en ocasiones, sobre todo cuando la enfermedad ha avanzado, la quimioterapia puede ser más agresiva que la enfermedad. Un paliativo que ilusiona sin dañar no necesariamente está mal, puede contribuir a seguir tirando y completar un estado de bienestar. Pero atención: en esos momentos también es habitual entregarse a la impotencia y la desesperación. Lo cual conduce a tomar las decisiones equivocadas.
Ya le había dedicado una entrada anterior al “libro gordo del cáncer”, en realidad una obra en dos tomos titulada Introducción a la Oncología Clínica. Esta compilación a cargo de Adrián Huñiz, Daniel E. Alonso y Daniel E. Gómez (Ed. Universidad Nacional de Quilmes, 2009), es de esas joyas a precios duros de alcanzar pero de lectura indispensable para personas comprometidas con el tema. Desde que el segundo tomo se publicó, pedí permiso a los responsables de la editorial de la UNQ para difundir el artículo que escribí con el oncólogo Alejandro Turek, Terapias Alternativas en el Paciente con Cáncer (pp. 865-879).
La UNQ estuvo de acuerdo en la utilidad de que esta información circule ampliamente y me autorizó su publicación, lo cual hago ya mismo en Magia Crítica. ¡Muchas gracias!
Casi todos tenemos amigos o familiares con cáncer. Tenemos que estar unidos para vencer a esta enfermedad y sus secuelas. Las abundantes ofertas de medicinas no probadas, el fraude y el abuso de la credulidad no son temas menores en este contexto.
El capítulo íntegro en pdf se puede descagar desde aquí.

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El pasado 14 de marzo, la Iglesia de la Cienciología fue blanco de un escrache multitudinario (cinco manifestantes) frente a su sede en Buenos Aires, en Ayacucho 1050. Hace unos años, para la revista NEO, resumí su historia y sus creencias. El culto empezaba a ganar popularidad gracias a su activista más glamoroso, Tom Cruise, cuyo liderazgo comenzaba a perfilarse. En esa nota no dí mi opinión; no era la idea. Si me apuran, la doy ahora: pocas religiones modernas me resultan tan antipáticas. ¿El motivo? Pretenden que sus cursos tienen «sustento científico», cuando ostentan una tecnología espiritual que en verdad es una parodia de la ciencia. Lo más preocupante: los seguidores de Cienciología/Dianética presumen solucionar problemas de salud más bien delicados, como las adicciones o la depresión. En fin, todas promesas más fáciles de contradecir que de cumplir.
Eso no significa otorgar patente de corso a sus detractores. Los manifestantes autoconvocados en Buenos Aires presentaron argumentos de una pobreza escalofriante. Ellos, chicos que deben tener las mejores intenciones, integran la red virtual Anonymous, activos desde hace un año en el contexto del llamado Proyecto Chanology.
La prédica de los Anonymous locales (recogida por América Noticias y la edición Nro 56 de la revista «C») es poco persuasiva. En este momento, me parece, escrachar a Cienciología en la Argentina es más bien un tiro por la culata: le da visibilidad a un grupo que no la tiene y legitima entre sus miembros un sentimiento de persecución que los victimiza. Centrarse en el afán de lucro tampoco parece ser el mejor argumento para descalificarlos. En esto no se diferencian de cualquier otra religión. La principal debilidad del Proyecto Chanology es que no está impulsado por los enemigos más temidos por la Iglesia de la Cienciología, esto es: los disidentes reales. Ex miembros que, como las ex parejas, no sólo están mejor documentados para presentar los motivos de su enojo sino que tienen información de primera mano, que les permite denunciar lo que consideran un engaño.
Los Anonymous, en cambio, parecen hacerles el caldo gordo.
Si hubieran conseguido un par de ex miembros enfurecidos, el amigo Alfredo Silletta daba una conferencia de prensa con impacto mediático asegurado. El periodista, autor de Shopping Espiritual (Martinez Roca, 2007), sigue siendo el único capaz de organizar una verdadera invasión de sectas en la Argentina.

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El inofensivo autor de este blog ha recibido algunos insultos (oportunamente higienizados) por haber deslizado alguna pudorosa crítica a ufólogos, magos y conspiranoicos. No me voy a arrancar los pocos pelos que me quedan por haber cometido la imprudencia de no dejar conforme a todo el mundo. Máxime cuando casi nunca me metí con otros temas que tienen especialistas más poderosos. Ahí tienen a la homeopatía, el psicoanálisis, la teología, la ecología…
“¿Perop.. perop… ¿La ecología? ¿Hasta dónde pretendes llegar con tu soberbio positivismo?”, berreará algún pastor de la tolerancia ciega.
Mejor no me extiendo, y los dejo con George Carlin (1937-2008) y su discurso sobre los arrogantes intentos del hombre por controlar la naturaleza. Luego, a cenar bife con ensalada sin ninguna culpa.

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¡Creacionistas! No me vengan con bananas verdes. Hace doscientos años nacía Charles Darwin. Un tipo que explicó qué es la evolución, es decir, por qué las especies vivas evolucionan a partir de un antepasado común y sufren cambios a lo largo de diferentes generaciones y por qué la «Selección Natural» no es el equipo de fútbol de Greenpeace sino el proceso biológico por el cual la naturaleza elige a ciertos individuos, quienes transmiten sus características a la descendencia, siendo los mejor adaptados al medio los que tendrán mayores posibilidades de sobrevivir.
Dicho sea de paso, hace apenas un año se nos iba Mariano Moldes. Otro biólogo brillante. Sólo que a éste le faltó tiempo. Además, era argentino y querendón.

La evolución según Carl Sagan

Otros enlaces
Entrevista a Francisco J. Ayala

Lamarckismo, neorracismo, criptozoología y sociobiología

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Se dice que algunos productores rurales argentinos pagaron cifras cercanas al disparate a un mago que juraba poseer el don de hacer llover. Javier Pelourson imploró a las nubes por semanas. Y el cielo -al parecer, harto de sus salmos- se vino abajo. Hoy mismo, Crítica de la Argentina publica un reportaje al hacedor de tormentas. Cerca de ahí resumo la historia de Wilheim Reich, el psicoanalista que inventó un «destructor de nubes» que provocaba lluvias y atraía ovnis, la de Charles Hatfield, el rainmaker que inundó San Diego, y la de Juan Barigorri Velar, primer argentino reconocido en el mundo por acertar el pronóstico meteorológico con la ayuda de una máquina que -aseguraba- producía desde ciclones hasta lluvias intermitentes. La tormenta de hoy prueba que, tade o temprano, los profetas obstinados obtienen su recompensa.

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«El mago de la lluvia» (Documental sobre Juan Baigorri Velar, 8′ 29 «)

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Días atrás me ocupé de los llamados Niños Índigo-Cristal, la doctrina según la cual los pequeños vienen llegando con poderes o comportamientos extraños. Y describo así a esta supuesta nueva generación de niños porque sus partidarios nunca han proporcionado una definición consensuada. Pero como hay chicos que reciben de padres con estas creencias el estigma «índigo» y otros que reciben medicación porque el perfil de estos mismos niños coincide con el diagnóstico TDAH (Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad), me pareció necesario abrir un debate. Por eso dejé picando tres preguntas. Tomó la posta Carlos Carolus Dominguez, psicólogo de la corriente cognitivo conductual y amigo de la casa.

1 ¿Es la teoría índigo un disparate que posterga el diagnóstico que luego permitirá un tratamiento eficaz?

-Sin ninguna duda. No es seguro que todos los niños sospechados de “índigo” o “cristal” tengan alguna patología. Pudiera ser que ellos solo son peculiares a la mirada de los padres, o que estén desatentos por reacción ambiental. Pero la teoría índigo es una estupidez que se fundamenta en supercherías. En tal sentido, no sólo posterga el diagnóstico (en caso de haber alguna anomalía) sino que predispone a ver «anomalías» donde probablemente no existan.

2 ¿Es acaso un mal menor, un termostato social que sirve de «colchón» para atenuar el impacto de la medicación compulsiva?

-No es un mal menor. Ninguna estafa que involucre a niños lo es. Pensar que vendría a ser un termostato que atenúa la medicación compulsiva sería del agrado de los creadores de la pseudociencia, pero sus intereses son mucho más en el sentido anterior que una “resistencia a la medicalización”. Esa racionalización está muy difundida entre los partidarios de las medicinas alternativas. La medicación compulsiva sólo puede ser atenuada por medicina basada en la evidencia, no por pseudomedicinas o por pseudociencias, ni siquiera aunque -sin pretenderlo- haya menos casos medicalizados. Consituyen el mismo “colchón” que podrían inventar los creyentes en las posesiones diabólicas.

3 ¿Qué modelo propone la psicología científica para tratar los presuntos casos de TDAH?

-En los casos diagnosticados fehacientemente hay un tratamiento farmacológico y conductual. Los llamados “niños índigo” no necesariamente tienen ADHD, hasta se me hace difícil ver una correlación de acuerdo a los síntomas. El tratamiento farmacológico de primera línea es con psicoestimulantes, como la ritalina. Son los estudios científico-clínicos (como la tomografía con emisión de positrones en el seguimiento de pacientes) los que deben dirimir la cuestión de la validez del tratamiento farmacológico, y no campañas mediáticas como la iniciada por la Iglesia de Cienciología en base a creencias acientíficas que reivindican teorías conspiracionistas.

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Yahoo! refuerza la creencia de que una raza de superniños vino a salvar a la Humanidad

Hipótesis. Blog de Carlos Dominguez

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Trailer de El Pueblo de los Malditos (1960)

Hace treinta años, un preadolescente con capacidades diferentes era confundido con un niño prodigio. Nuestras madres lo proponían como ejemplo a imitar y nosotros, sus contemporáneos, mentábamos a la suya en silencio. Aquel niño ahora es mayor de edad. Se llama Claudio María Domínguez y es un ejemplo vivo de que la buena memoria no cotiza en el mercado de valores intelectuales. O, por lo menos, que no es condición suficiente para desarrollar cierta inteligencia. Aquel niño, cuando creció, tampoco zafó de afirmar solemnes tonterías. Pero ¡a no desesperar! Algo se ha avanzado. Hoy, para nuestros hijos, el modelo de chicos talentosos son Dexter o Phineas y Ferb. Niños geniales de verdad. Otra cosa parece ser la percepción que tienen algunos padres de los niños que parecen poseer talentos maravillosos. Los llaman Niños Índigo, o Niños Índigo-Cristal, y para ellos no son -no pueden ser- de la Tierra. Lecturas, amistades o programas de televisión les han enseñado que sus hijos son telépatas, que cierta alquimia genética los ha vuelto inmunes a ciertas enfermedades y están entre nosotros para cumplir con un programa extraterrestre. Que se supone mejor que el de la Tierra, que ni siquiera lo tiene.

ORÍGENES DEL FENÓMENO
Hace diez años, Lee Carroll, un empresario yanqui que asegura canalizar a un ángel llamado Kyron, publicó Los niños índigo: los nuevos chicos han llegado, primer libro de un aluvión dedicado a promover el advenimiento de una generación de niños sobrenaturales, encarnados o descendidos de otro plano, planeta o dimensión espiritual. Carroll y su compañera, Jan Tober, iniciaron el movimiento Grupos de Luz de Kryon. La pareja afirma que los Niños Índigo “traen un nuevo código genético, monitoreados telepáticamente por extraterrestres”. Y que las “viejas almas” serán reemplazadas por “estos nuevos líderes que muy pronto nos guiarán y traerán la paz a La Tierra”.

Yahoo argentina, 10 y 11 de enero de 2009

Yahoo argentina, 10 y 11 de enero de 2009

A fines del siglo XX, el tema de los Niños Índigo parecía una moda en retirada. Sin embargo, sigue presente en la agenda de los medios. El fin de semana pasado, el portal Yahoo!, entre los cables de noticias, aseguraba: “Niños índigo y cristal: Descubrí sus patrones de conducta y cómo tratarlos”. Tras cliquear el vínculo no hay un informe ni una noticia, somos arrojados al catálogo del buscador de Yahoo! La mayoría de los enlaces son textos de prestadores de servicios esotéricos, fundaciones o clubes que promocionan la existencia de esta nueva raza de infantes que despliegan una fabulosa serie de virtudes que los científicos no comprenden y, por lo tanto, no aceptan. Hay que avanzar treinta entradas antes de encontrar el primer acceso a un enfoque crítico sobre la cuestión. Los editores de Yahoo! agregaban otros dos enlaces: uno va a “Deficit de Atención”, acaso para equilibrar, y otro a “Reiki para niños”. Este último, se supone, tratamiento opuesto al psiquiátrico.

NEW AGE VS. ¿CIENCIA?
El fenómeno de los Niños Índigo comenzó a gestarse en la década del ochenta. Pero alcanzó su apogeo en el 2004. Todo lo que usted debe saber y nunca se atrevió a preguntar sobre los Niños Índigo colmó librerías y revistas dominicales o femeninas. Luego trepó a documentales y copó noticieros y talkshows. Por entonces, asistí a conferencias de escritores especializados, compré media docena de libros, visité un local donde te miden el aura para saber si tus hijos son índigo, me dejé buenamente aconsejar por expertos y entrevisté a psicólogos, neurólogos infantiles y psicopedagogos. Cuando el tema ya me había empalagado, escribí un largo artículo para la revista Pensar.
Más tarde, con ese bagaje, defendí en una lista de correos la idea según la cual el perfil de los llamados niños índigo coincide con el comportamiento de niños a los que se les endosa el diagnóstico TDAH (Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad). Pero en el foro participaban dos psicólogos que no sólo sostenían que el diagnóstico de TDAH era una etiqueta controvertida sino que el propio Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM) que cada tanto actualiza la American Psychiatric Association “es una forma institucionalizada de pseudociencia”.
El diagnóstico de TDAH, para los psicólogos comportamentales o congnitivo-conductuales, tenía la misma seriedad que la Doctrina Índigo. En un caso, los padres encuentran una categoría espiritual donde sus hijos revoltosos pasan a ser enviados celestiales con una misión redentora; en el otro, los niños sufren un trastorno susceptible de un “diagnóstico revelado” por un bestiario seudopsicológico que -monstruosamente- habilita a los psiquiatras a recetar Ritalina (metilfenidato), el psicofármaco indicado para casos de “hiperactividad comprobada”. ¡Menudo contratiempo!

REIKI VS. PASTILLAS
Terminé aquella investigación convencido de que el movimiento de los Niños Índigo-Cristal había crecido a expensas de la incertidumbre de padres permeables a la propaganda contra el uso del metilfenidato. ¿Existe algún padre feliz de que su hijo reciba una pastillita porque se porta mal? No, entonces la contrapartida es tierra de promisión: el Teórico Índigo transforma el “déficit” en “proeza”. Convierte al problema en una “solución trascendente”. El diagnóstico índigo supone un sentido de misión: para éste, el pequeño es parte de una coalición de niños predestinados a salvar a la Humanidad. Su rebeldía, su rechazo por la autoridad o las normas sociales y acaso su endiablada inteligencia, no son parte de una sintomatología sino un don que estos chicos han traído de otro mundo.
Diego Sakr, neurólogo infantil del Hospital Garrahan, lo explicó así: “El entorno sociocultural es determinante a la hora de detectar y abordar a un chico con TDAH”. Sakr comparó a un niño hiperkinético que vive en un departamento, concurre a una escuela pública en un centro urbano y comparte la clase con treinta compañeros con otro niño de su misma edad y la misma problemática, pero que va a una escuela rural de La Tigra, provincia del Chaco. “En el segundo caso -asegura- el chico dispone de un espacio físico que diluye su hiperkinesia”. Y sigue: “Después de las vacaciones, cuando no están medicados, las mamás dicen: ‘Yo no entiendo, en la colonia se portó bárbaro’. Hábitat, nivel educativo y nivel socioeconómico son algunas de las muchas variables de las cuales depende el comportamiento de estos chicos”.

EL TERMOSTATO DISPARATADO
No sé si hay una generación de “niños genios del bien”, estilo Flavio Cabobianco, famoso en los noventa cuando a los ocho años escribió Vengo del Sol, un libro donde le confiaba al mundo su condición de extraterrestre. Tampoco sé si hay otra de “genios del mal”, como los que preanunciaba El Pueblo de los Malditos. Sé que hay, como hubo siempre, chicos con una variable capacidad para adaptarse al entorno. Y otros con problemas neurológicos más o menos graves. También sé que los psicólogos científicos -los rivales mejor preparados de la psiquiatría- no tienen una influencia poderosa y todavía tienen que ganar en muchos frentes -léase el psicoanálisis en sus muchas variantes- para hacer oír su voz.
Pero eso tampoco es lo más urgente. Todo padre debe anteponer las recomendaciones que surgen del conocimiento científico a sus propios sistemas de creencias para no poner en peligro la salud de sus hijos.

De todos modos me pregunto:

-¿Es la teoría índigo un disparate que posterga el diagnóstico que luego permitirá un tratamiento eficaz?

-¿Es acaso un mal menor, un termostato social que sirve de “colchón” para atenuar el impacto de la medicación compulsiva?

-¿Qué modelo propone la psicología científica para tratar los presuntos casos de TDAH?

No son, me parece, preguntas triviales. El tema tampoco lo es, y espero regresar a él cuantas veces sea necesario. Por lo pronto, en mi agenda me faltan científicos de diferentes colores que se tomen el esclarecimiento de estas dudas con un sentido de misión. Ojalá alguno de ellos esté entre los lectores de Magia Crítica.

Enlaces

Claudio María Domínguez
Carroll, Lee y Tober, Jan; “Los niños índigo: los nuevos chicos han llegado” (1999)
Yahoo! Búsquedas
Indigo Real
Agostinelli, Alejandro; «Invasión Índigo ¿Has notado, querida, que los niños vienen cada día más extraterrestres?» (2004), revista Pensar Vol. 1 N° 4.
Foro de Dios! Lista de correos donde tuvo lugar el debate sobre el TDAH/Níños Índigo (2004).
Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM)
Marcos y Favio Cabobianco, Vengo del Sol (1992).

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