Yo no sé cuántos lectores habrán oído hablar del planeta Ummo.
Me cuesta resumir un caso al que sigo embrujado desde 1981. Mi amigo, el abogado José Juan Montejo, cuenta la historia con detalle. Ahora, si yo tuviese que escribir la entrada respectiva para un diccionario, sintetizaría el llamado affaire Ummo como la historia de las relaciones entre unos supuestos seres que afirmaron haber llegado desde ese astro, en órbita alrededor de la estrella Iumma (identificada con nuestra Wolf 424), y sus corresponsales terrestres, en su mayoría ufólogos españoles (sin contar seis argentinos, varios franceses y un italiano).
Según cuentan ellos mismos, la avanzada ummita descendió cerca de la población de La Javie, Francia, el 28 de marzo de 1950, dispersándose luego hacia diversos puntos estratégicos de la Tierra. El grupo expedicionario recién estuvo listo para entrar en contacto con la Humanidad quince años más tarde, cuando un grupo de aficionados a la ufología y las ciencias ocultas, reunidos semanalmente en el madrileño Café Lion alrededor del contactado Fernando Sesma, empezó a atender las llamadas telefónicas y luego a recibir decenas y decenas de informes técnicos donde los embajadores de esta raza extraterrestre (ya que era una entre varias) exponía su historia, ciencia, filosofía y daba una increíble serie de instrucciones a los ufólogos, ya puestos al servicio de la causa ummita.
“NO NOS CREAN”. El sello de autenticación de cada carta era el símbolo Ж, enmarcado en una especie de huella digital, acaso un gesto de sacrificio: la yema de los dedos de los ummitas era tan sensible que dictaban las cartas a un mecanógrafo terrestre. Su lema, reiterado hasta el hastío, era: “No nos crean”. Y a veces seguían: “Acojan con desconfianza estos conceptos y muéstrense incluso escépticos ante los oemii (hombres) no familiarizados con su ciencia, pero no destruyan estas hojas impresas”, dado que éstas constituían “el precedente histórico de las relaciones primigenias entre nuestras dos redes homínidas”.
Pronto, una sorprendente secuencia de pruebas reforzaría la credibilidad de los corresponsales invisibles. En febrero de 1966, un diario español dio cuenta del aterrizaje de un ovni en Aluche, en las afueras de Madrid, que dejó marcas en el suelo y exhibió la insignia que estaría indeleblemente asociada al misterio: el testigo, un tal José Luis Jordán, había descrito que el aparato poseía en su panza un símbolo similar al de Ummo. En el Café Lion revivió la pasión: los ummitas habían anticipado el avistamiento. El 1 de junio de 1967 fue el acabóse: otro platillo ilustrado con el icono ummita sobrevoló el barrio madrileño de San José de Valderas y sus evoluciones fueron profusamente fotografiadas (por testigos tan anónimos como los ummitas, pero aquí lo dejo: prometí no entrar en detalles). En suma, el fervor por Ummo se expresó en una pila de libros del veterano escritor Antonio Ribera, autor del célebre Un caso perfecto (centrado en las postales de Valderas), y en varios encuentros alentados por los propios ummitas, el más espectacular de los cuales fue el celebrado en 1980 en Alicante bajo el título “Jornadas Conmemorativas y de Estudio del Planeta UMMO”.
UMMO CONFUNDE A LA TIERRA. Algunos consideran que la intromisión de Ummo en los asuntos terrestres concluyó en 1993, cuando José Luis Jordán Peña (izquierda), aquel testigo en Aluche, contertulio en el Café Lion y luego cofundador de la Sociedad Española de Parapsicología, confesó haber sido autor del fraude.
Pero la odisea ha continuado. Las declaraciones en las que Jordán Peña se atribuye el embrollo cósmico sufrió algunas contramarchas (“cuidado, soy un sofista profesional”, me dijo una vez). Pero años antes de que su verborragia explotara sobraban indicios (expuestos por Félix Ares de Blas, Carles Berche, Javier Sierra y el propio Montejo) que lo dejaban con el culo al aire.
Hay versiones más escabrosas, pero Jordán Peña suele contar que decidió reivindicar sus derechos intelectuales de la saga cuando supo que la influencia de su creación había llegado muy lejos. Me dijo que se escandalizó cuando, a mediados de los ochenta, supo que Eduardo Eddie González Arenas, líder del grupo Edelweiss, tatuaba el símbolo ummita con una yerra al rojo vivo y abusaba sexualmente a sus jóvenes seguidores (Eddie acabó degollado por una de sus presuntas víctimas en 1998). También me contó que afectó a su sensibilidad saber que el ufólogo catalán emigrado a la Argentina y ex piloto de guerra durante la Segunda Guerra Mundial de la Real Air Force, Luis Anglada Font, murmuró sus últimas palabras en ummita. Había sido uno de los receptores de las maquiavélicas cartas.
CÁLLATE, BENÍTEZ. Pese a la confesión de Jordán Peña, las ilusiones de los ummoadictos nunca se disiparon por completo: a muchos entusiastas les cuesta aceptar que una sola persona fuese capaz de construir, casi con la única ayuda de los promotores del mito, un “experimento” que estuvo a pasos de constituirse en culto. Es que Jordán Peña, con escasa voluntad para demostrar sus afirmaciones y muy dado a jugar con sus entrevistadores, siempre podía ser “el hombre de confianza” de los visitantes. Algo así insinúa Juan José Benítez, en El hombre que susurraba a los «ummitas», título inspirado en las experiencias de aquella hermosa persona que fue Rafael Farriols. En ese libro, tal vez el peor de los cincuenta que lleva publicados, Benitez concluye: “Aunque no acierto a comprender la intencionalidad, después de lo averiguado, hay algo seguro (para mí): los manipuladores del asunto ‘Ummo’ han sido, a su vez, manipulados. Los humanos han movido los hilos de los humanos sin saber que ellos eran marionetas de los ‘NO HUMANOS’” (he respetado la pavorosa redacción del original).
Luis R. González pulveriza en 19 páginas escritas en letra pequeña las aniñadas falacias del escritor navarro. Sospecho que no era para tomarselo a la tremenda: si yo fuera un tenaz creyente en la realidad alienígena de los ummitas, le hubiese suplicado a Benítez que jamás publicara semejante bodrio.
Sin embargo, lo más fabuloso de Ummo no es si somos realmente manipulados por extraterrestres, si fue un fraude elaborado por Jordán Peña o por interpósitas personas, sino que -alrededor del símbolo y cuarenta y cuatro años después- los seguidores del asunto aún debaten la cuestión con sincero apasionamiento.
Es decir: Ummo sigue entre nosotros.
DE 2001 A CAÑUELAS. Entre nosotros los argentinos, por ejemplo, los ummitas se expresaron en el entusiasmo de un joven investigador, Adalberto Ujvari, un estudiante de Ciencias de la Comunicación residente en la bonaerense localidad de Florida que, a comienzos de los ochenta, recorrió Europa en pos de verificar el contenido de los informes. Durante su aventura, me dice, no aprendió tanto sobre Ummo. Pero sí sobre asombrosos aspectos de la sociología, la geografía y la naturaleza humanas que, sin Ummo, jamás hubiese aprendido. 2001, periodismo de anticipación, una revista preciosa (publicada entre fines de los sesenta y comienzos de los setenta por Enrique Llanas, Alejandro Vignati y Eduardo Azcuy, entre otras plumas de la época), dedicó a los ummitas una portada gloriosa y no una, sino varias notas. Tal vez algún ejemplar de 2001 fue a parar a manos de Carlos Eduardo Jerez, un curandero que erigió en la localidad de Cañuelas, provincia de Buenos Aires, un enorme platillo volador estacionado frente a un caserío que llamó “planta de investigaciones”. Allí, Jerez recibió a miles de enfermos terminales a quienes prometía una “cura milagrosa” gracias a una tecnología médica importada de Ummo.
Los rastros de Ummo en la Tierra no terminan aquí. Sigo.
INTENSIDAD. Durante veinte años, en el más puro silencio, el artista plástico gallego Herikberto Muela Quesada escribió un ensayo de 500 páginas donde ha desarrollado una “teoría de los diseños coincidentes o de la convergencia adaptativa”, ha derivado de ella una novela titulada El hombre del traje blanco, y ha concebido un frondoso catálogo conformado por seiscientas especies alienígenas que bocetó con precisión extrahumana. Antes había trabajado con expertos en FX de La guerra de las galaxias y de Alien, el octavo pasajero, y luego su búsqueda estética derivó al comic. Pero su interés por otros mundos surgió a partir de una fijación de su padre, Franco Muela, por los seres de Wolf 424.
Allá por 1995, Herikberto fue invitado a un selecto cónclave de ummólogos donde estuvo Jordán Peña. Tras disculparse por la interrupción, se puso un antifaz de El Zorro y leyó una carta en homenaje a su finado padre, artista como él y violinista. “Algunos textos sólo podrían haber sido escritos por un sádico”, aseguró. Sólo así se explicaría que las cartas hablasen de “una dictadora ummita adolescente que disfrutaba con el sufrimiento de sus víctimas”. La emperatriz ummita ordenó viviseccionar a Ummowoa, profeta asimilable a la figura de Cristo.
El antropólogo Néstor García Canclini define a estos cruces, interculturales o intergeneracionales, culturas híbridas.
Para mí son ejemplos de intensidad.
DE LOST AL CULO DE MISA. Otros rastros de Ummo en la Tierra hablan de una mitología que tiñe la cultura popular como una mancha de tinta en un delantal. Allí está el logotipo ummita grabado en un árbol en el episodio 16 de la tercera temporada de Lost. Juliet Burke, parte de la cofradía de Los Otros, también luce un tatuaje ummita en la piel (aunque otros lo ven más parecido al emblema de Cienciología).
¿Quieren ejemplos más cercanos? Durante años funcionó en Palermo y San Isidro la cadena de restaurantes Ummo. Su huella persiste como Ummus (aunque sólo en San Isidro). Sigue llamándose Ummo en Santiago de Chile, en el barrio Providencia, pese a que el cheff haya emigrado a San Juan de Puerto Rico, donde prepara sus banquetes galácticos en el Ummo Argentinian Grill. No sorprende, pero causa gracia, escuchar en la web un tema del Gotan Project, con la locución de Fabio Zerpa.
Ummo también vive entre telas, dedales y tijeras: el diseñador de indumentarias argentino Marcelo Ortega identificó a sus productos con la marca UNMO. Si bien cambió la primera consonante, explica que su marca tiene que ver con “la fuerte influencia literaria de ciencia ficción, y obsesión por el futuro, sobre ovnis y alienígenas”. Además, aclara que Ummo es “un lugar que está en el límite entre la literatura fantástica y la investigación”. Perfecta capacidad de síntesis la del modisto.
Matías Morey Ripoll descubrió otro morboso rastro ummita. Se advierte en la nalga izquierda derecha de la Pampita canadiense, la modelo Misa Campo. “Ya me explico por qué nunca he descubierto a ningún extraterrestre. Yo me fijaba en el meñique”, acotó el ingeniero en Telecomunicaciones Manuel Borraz Aymerich.
Un problema de los ufólogos, que alcanza incluso a los escépticos, es que no ven más allá. Les cuesta ver fuera del alcance de los ojos.
Agradecimientos: A Juan José Montejo, Juan Pablo González, Enrique Márquez y Matías Morey Ripoll (Lista Anomalist).
Enlaces
UMMO-Ciencias. Sitio en español dedicado al asunto UMMO
Benítez, J.J.: El hombre que susurraba a los «ummitas» (Planeta, 2007). Leer la crítica de Luis R. González, en la web de la Fundación Anomalía.
Dos imperdibles intervenciones de Herikberto: una en Youtube y otra con Buenafuente.
Aconsejo ignorar (o corregir, si alguien sabe cómo hacerlo) la desastrosa entrada de Ummo en Wikipedia.
¿Qué esperás para escribir el libro con la historia de Ummo? Es una locura, totalmente fascinante!!!
Lau
Magnífico, amigo Ale, como todos tus escritos. Por cierto, qué vistoso queda el símbolo de Ummo en esa bonita nalga, jeje.
Un abrazo, Moisés
Gracias Lautaro. Sí, el libro sobre Ummo es uno de mis 1.845 proyectos pendientes. Tengo casi todas las entrevistas hechas, sólo preciso tiempo y una editorial interesada. Y gracias Moisés (aunque el mérito de la foto no es mío :-)).
Lo llevo en la nalga derecha, querido
Realmente, la nalga de la femina es la unica referencia que vale la pena sobre el planeta Ummo …ja ja ja!!! Peace!
Perdón, Misa. No me había fijado lo suficiente y erré de canto a canto. Ya está corregido.
Pues creo que en estas cosas vale la pena fijarse atentamente…
De la historia de los ummitas lo único que todavía no me creo es que siga habiendo gente que se lo crea, lo digo en serio; ¿qué argumento puede sostener en forma convincente que los extraterrestres usan correo ordinario y estampillas para informar a la Tierra? ¿No es una locura dar por cierta esa posibilidad? El autor de este blog debería pronunciarse CATEGÓRICAMENTE ante estos despropositos.
Excelente crónica. Siempre consideré que la supuesta historia de los ummitas era una farsa. En mi segundo libro («Los Ovnis ante la Ciencia»), me permití dedicarle algunos párrafos críticos al tema. Y, como bien lo señalas en tu trabajo, es una saga de nunca terminar. Pero enhorabuena que así sea, puesto que la subsistencia y la consiguiente retroalimentación del mito, posibilita que autores de tu talla -bien documentados- nos inviten a compartir un festín de hilaridades merced a una pluma crítica, pero a la vez sagaz y divertida.
En este ágape histriónico, me comprometo a contribuir con docenas de «humitas» a las brasas (comida típica del Norte, que se prepara con granos y chalas de choclo). Pero ruego que el humo de la parrilla no nos oculte la visión de la nalga de la modelo. El tatuaje, obviamente, no nos interesa.
De todos modos, queda claro que el ingenio de apelar a una ocurrencia humorística, no le quita seriedad a un trabajo bien documentado ni -menos aún- descalifica a su autor. ¿Acaso nos olvidamos de la célebre fotografía en la cual el genio de Albert Einstein aparece mostrando jocosamente su lengua? En efecto, «Como grata lluvia de verano -decía Langston Hughes- el humorismo puede limpiar y refrescar de pronto a la tierra, al aire y a tu propio ser». Además de divertidos, «sin los chistes probablemente seríamos una sociedad aburrida y sosa, atrapada en un mundo áspero, demasiado serio para soportarlo» (Ronald Kotulak). Un fuerte abrazo. Oscar Galíndez
Todo muy lindo pero ¿y por qué no?
¡Gracias Oscar! Qué notable lector ha desembarcado.
Para quien no lo sepa, Oscar Galíndez, ex juez en Jujuy, fue un notable impulsor de la aplicación del método científico en ufología desde los años sesenta (se puede saber más sobre él aquí).
Hace un tiempo me halagó con una sorprendente crítica a Invasores. Se la puede leer acá.
Otro abrazo, Oscar.
Alejandro, yo también vengo siguiendo el tema Ummo desde hace rato. Muy buena esta reseña. Una pregunta: ¿de qué tema de Gotán Project hablás en la nota? No lo conocía y no lo encuentro en la página oficial. Un abrazo.
Hola Marcelo! Me refiero a la música de la intro o página de inicio del restó Ummo Argentinian Grill. No soy un experto, pero estoy casi seguro que ese tema es de Gotan Project (aunque tampoco lo encontré en la web oficial de la banda).
Excelente el encontrar la veta erótica de Ummo en el tatuaje de esa muchacha. ¿No habrás adulterado el dibujo sobre una foto de ella? ¿Cómo saberlo? ¿No se lo habrán tatuado los ummitas mientras la chica dormía? Sabés que leyendo esto me aparece una sensación que puedo describir como de vértigo por la honda inmensidad de la psiquis humana. Algo similar a lo que sucede con Invasores. Es una impresión ligeramente desapacible. Por suerte tu humor le pone una cuota de digestibilidad. Se agradece.
Recuerdo una conocer y saber, que debo tener tirada por ahi, que hablaba del tema muy seriamente. Luego de escapar de los Borg en wolf, vinieron a la tierra y dieron a conocer las famosas empanadas. Posta, da para un libro Agostinelli. Siempre un capo usted.
¡Upa! Si esa nota salió en Conocer y saber, corro el riesgo de ser el autor (aunque no recuerdo haber escrito sobre Ummo mientras trabajé en Atlántida). Gracias por la exageración, Leolo.
Insisto: todo muy lindo, pero nadie dice por qué no pudieron ser extraterrestres los autores de esas cartas.
Mula: si los ummitas siguen en la Tierra, sin duda leen atentamente estos comentarios. Ojalá se manifiesten y ofrezcan ellos mismos las pruebas. Aunque, si leyeron el bodrio que les dedicó J.J. Benitez, supongo que habrán quedado desanimados, sin ganas de buscar señales de vida inteligente en la Tierra.
Somos felices con vuestro prudente escepticismo, mas conmino a vuesas mercedes retirar de esa página de bits la sagrada nalga de nuestra bendita Aiewa 27, taradanieta de Aaar-99 y Dei 86.
Os saludo con mi mano en vuestro pecho.
Dei 98.
Dei 98: estás jugando con mi corazón.
addenda: se amplia la oferta gastronómica ummita. La novedad ahora llega del Diario de Mallorca, España:
«Acaban de abrir una restaurante sirio-libanés que se suma a una oferta de tapas de autor, en Ummo, cocina vasca, italiana en La Barraca y un suma y sigue de ONU culinaria».
http://www.diariodemallorca.es/palma/2010/02/16/ruta-ermitano/545827.html
Menos empanadas de choclo, todas las variantes. ¿Qué relación habrá entre los aficionados al buen comer y los ummitas?
Como me acorde de este post hoy. VIajando en el 85, sobre la calle Segurola encontre un negocio que tiene el simbolo de ummo, me dio escalofrios.
Mañana voy a estar con el celular preparado a ver si puedo sacar una foto para compartir.
Impresionante hasta donde llega ummo…
Habitantes del planeta Tierra,
Dei 98 ha sido expulsado del planeta Ummo por falsificar supuestas cartas de extraummitas y enviarlas a diferentes hermanos ummitas creyentes en los terrícolas.
En lo últimos años terrestres hemos logrado (parcialmente) corregir uno de nuestros defectos genéticos: hemos perdido la hipersensibilidad de las yemas de nuestros dedos mayores, lo que nos ha abierto (literalmente) insospechados cambios en los hábitos sexuales de la red social de Ummo.
Por lo tanto Aiewa 27 (lo mismo que las demás mujeres ummitas) ha dejado de ser considerada una divinidad y hemos vuelto a una sociedad franciscana y franca como la que nos vio nacer. Como se expresa claramente en las primeras estrofas de nuestro nuevo himno:
CARA A IUMMA
Cara a Iumma con la WAWAWEBA WEWE nueva,
que tú bordaste en OIOOOOIOOIOOOIO ayer …
Os saludamos con nuestro nuevo saludo basado en el dedo mayor
)+(
UMMOAELEWEGAY
Revolviendo papeles, encontré una fotocopia del artículo de Conocer y Saber. Lástima que no anoté la fecha, pero debe ser 1990 o 1991. La firma Oscar Kosada. No tengo escáner, así que la fotografié página por página y la pasé a un PDF. Lo pueden bajar de http://bit.ly/b2M4k6
Sí, el recuadro «La conexión argentina» lo escribí yo, pero me parece que no salió en «Conocer y saber» sino en «Misterios», de la misma editorial.
Oscar Kosada (seudónimo de Abel González, a su vez seudónimo de…) redactó el artículo en base a un informe mío.
Mi firma, por entonces, era bastante huidiza: la «edición» de Abel llevaba a mis notas por el rumbo de los tomates intergalácticos hasta que un buen día dije basta.
¡Gracias por tu aporte, Marcelo! Voy a buscar la nota completa.
No perdáis más el tiempo e iros a dormir.
Temblad si vienen los alienigenas, si han seguido nuestra evolución inmoral, serán crueles, inhumanos y nos someterán como la especie humana a sometido y maltratado, con extrema crueldad al resto de especies que conviven en su planeta.
Si son una especie alienigena ética, no os quepa ninguna duda, que montarán una especie de Arca, pero a la inversa, dejando en el planeta unicamente a los seres más éticos, que hayan provado su amor hacia todos los seres y a los demás los exterminarán , espero que sin dolor a los que actuaban sin darse cuenta del mal que producían y con sutiles sufrimientos a los que lo hacían a plena conciencia y con placer. La realidad es muy diferente a lo de «La Guerra de las Galaxias», no sera precisamente un juego para la especie humana