Soy agnóstico, pero tengo rituales. Uno de ellos es almorzar al menos una vez al mes con mi amigo, el escritor Daniel Riera. Este mediodía hablamos, entre otras cosas, de pelotudos. Los que más bronca me dan, le dije, son los latentes. Uno se autoengaña: tiene que darse alguna situación -un diálogo, una idea, un conflicto- para descubrirlos. A veces lleva cierto tiempo darse cuenta.
De regreso a casa recordé a Fontanarrosa. De cuando en el Congreso Internacional de la Lengua develó el secreto de la fuerza de la palabra pelotudo. También recordé mi propia resistencia a usar el adjetivo cuando me referí a unas sonadas declaraciones de José Pablo Feinmann. El escritor había dicho: “cualquier pelotudo tiene bloc” (sic). El epíteto me pareció elitista y petulante. Pero, sobre todo, excesivo. Tanto que en mi comentario lo reemplacé por “boludo”. Y «bloc» por «blog». En fin, cosas de uno.
EL EFECTO BUMERANG. El tema me llevó a otra reflexión. Los insultos muy agresivos tienen un efecto kármico; para usarlos, tenés que estar seguro de que el sayo no te cabe: te puede pegar en la nuca.
De regreso a casa también pensaba en releer una nota cuyo enlace me envió Diego Golombek, doctor en Biología, escritor y voz cantante del dignísimo Proyecto G, el programa que emite Canal Encuentro.
El artículo, titulado El triunfo de la virtualidad absoluta, publicado en Página/12 el pasado 20 de julio, es una de las defensas más vehementes jamás escritas sobre el “engaño lunar”. Su autor, en nombre de “su amigo”, el finado Jean Baudrillard, dice que con la noticia del alunizaje “triunfó el show sobre la realidad”.
Esa nota constituye una paradoja perfecta de la «virtualidad» que denuncia el columnista: inventa una escenografía surrealista –acaso inspirada en la parodia Operación Luna– sobre cómo el poder tramó un falso alunizaje para llegar a la siguiente conclusión:
«Señores, ustedes no fueron a la Luna y eso me parece mucho más admirable que si mediocremente, realmente, sumidos en la tosca realidad-real hubieran ido. Pero no fueron. Crearon todo el gran relato. Demostraron que la entera humanidad puede ser engañada. Crearon la nueva era. La del poder de lo virtual mediático.» (Leer aquí la nota completa).
Hacia el final, el articulista asegura que están dadas las condiciones para que, en el 2011, Francisco De Narváez “dé su discurso de final de campaña desde Saturno”, ya que este señor, a quien vislumbra dueño de las nuevas tecnologías comunicacionales, “será Dios”. Y todo el mundo le creerá.
El paciente lector se preguntará a quién pertenecen conclusiones que subestiman tan profundamente la inteligencia popular. Bien: su autor es el mismísimo filósofo presidencial, José Pablo Feinmann.
El efecto bumerang se había cobrado una nueva víctima.
¡Maravilloso! El razonamiento paternalista y despectivo con que el susodicho descalificó a los bloguers se mantiene firme, Feinman realmente cree que el mundo está lleno de idiotas y que el único piola es él. ¡Qué ejemplo de coherencia! Espero que este post no resuelva el misterio sobre quién escribe los discursos presidenciales. O que el autor del ¨bloc¨ resulte ser un sigiloso partidario de De Narváez…
Un amigo me acaba de llamar. Me dice que tengo razón, que el efecto bumerang se cobró una víctima. Pero que esa víctima soy yo: “No entendiste que el texto de Feinmann es humorístico”.
Si así fuera, seré el primero disculparme y en hacerme cargo de las consecuencias.
Lo que pasa es que los textos humorísticos hacen reir, o por lo menos sonreir. Y con esa nota -publicada en Página/12, donde Feinmann no suele escribir humor- me dieron ganas de llorar. Llegado el caso, el autor puede ejercer el derecho a réplica.
Aún así, si alguien que suele presentarse como filósofo redacta un ensayo satírico, el lector tiene derecho a esperar que la clave de su “pensamiento real” aparezca en alguna parte.
Y eso no sucede en el artículo en cuestión.
Claaaaaaaaaaro, ahora resulta que la nota de Feinman es “solo para entendidos”, también resultará que la frase “cualquier boludo tiene un bloc” quiere decir que cualquiera tiene un cubo (sin K, no vaya a ser que los susodichos se vayan a ofender).
Tu nota es excelente, Alejandro.
Pd: De Narvaez es de lo peor, pero si Feinman cree que lo va “poner al descubierto” (:P) con la forma arrogante y soberbia que lo caracteriza se pone en su misma línea, otro efecto bumerang
Feinmann no me gusta nada de nada… hay que ver como cualquiera tiene prensa en este país.
Saludos
¿Qué Feinmann? ¿Eduardo? :-)
Muy buen post.
Pero desde que existe Bad Astronomy este tema carece de interés.
Saludos
Ni voy a opinar sobre el alunizaje. Sí sobre JPF. Estaba fumando algo. No puede ser tan pedante. Tengo que descubrir la verdadera intención de un texto en la tercer o cuarta capa de significado? Es un insulto al lector. Sobre todo si hablamos de un periódico.
Che… no hacía falta leerlo mucho para darse cuenta que ni siquiera había humor en ese artículo, era simplemente cien porciento sarcástico—-
En tal caso, fue un sarcasmo confuso.
Para ser entendidos como tales, y no como disparates literales, los sarcasmos guardan mecanismos de acción retardada que develan o desactivan el acto paródico. En el artículo de referencia no hay nada de eso.
Si Feinmann hubiese concluido que Francisco De Narváez «no existía», por ejemplo, el lector hubiese captado que su alarde de ingenio quiso significar que ese político es un «invento del marketing» (vaya descubrimiento). Y otro hubiera sido el cuento.
Para mí, no hay el menor atisbo de ironía.
Pero tampoco espero que el autor aclare qué quiso decir en el mencionado sancocho.
Gracias por participar.
Verdaderamente importa poco si el filósofo K cree o no cree que el hombre llegó alguna vez a la Luna. (El artículo está tan mal escrito que , si hubo sarcasmo no se nota, y si no lo hubo tampoco se nota): lo que sí se nota es la inmodestia del autor.Eso se nota siempre.
Lo lamentable es que ya entrado el siglo XXI haya aún lectores que crean que lo que él escribe o dice sea inteligentísimo.
:-(
No te enojes, che! Pero si es cierto que es «complicado en general» entenderlo, si me imagino que no lo leés seguido.
(Igual, la imagen De Narváez cerrando campaña en Saturno, es genial….)
Te felicito por el post Alejandro.
Para los que dicen que es ironia,mmm no se, pero yo miraba el programa de cine de Feinman, y asi como escribe en la nota es como habla cuando se pone vehemente (mientras leia me lo imaginaba con esos gestos que hace y con su entonacion tan particular), por eso creo que a menos que aclare, esto lo dijo en serio.
¿Y? Se supo algo sobre lo que quiso decir el cabrón? Qué tránsfuga, porrrrrfavor!
Feinmann genio genio genio total!!! Y sí, tiene una manera de escribir especial que te deja en duda algunas cosas pero para mí el impacto es la búsqueda de reflexión de lo que dice.
[…] creíble, la semana del alunizaje en cuatro entregas (dedicadas a la historia del complot lunar, el transpié de Feinmann, el episodio donde un conspiranoico le rompió la paciencia a Buzz Aldrin y la entrevista en […]
Todo bien con tirarle mierda a Feinmann, ahora, pareciera que Agostinelli (y la mayoría de los comentaristas que aquí se suman a la cruzada anti Feinmann) hace lo que critica, hablar desde el rencor. Puede que, como dueño de un blog, Agostinelli se haya molestado por el comentario de José Pablo. De ahí a ningunearlo me parece demasiado.
Para entenderlo a jp feinmann te tenes ke fumar antes a descartes, hegel, marx, heidegger, sartre, foucault como para darse cuenta que es cierto.
Cualkier idiota tiene blog. Sino no habria medio para comerciar, ej banner, propagandas y demas yerbas para la ke «el pelotudo» ke trabaja, para poder flasharla (llamese vivir) compra baratijas de brillantes (llamese ipad, compu o demas yerba, ni decir de pagar por una cuenta de internet…])
Al final, sin darse cuenta, uno llega a esa conclusion, porke el «hacer» define a la persona, y no el mensaje ke pretende «compartir».
1000 años de reinado de google…. dios salve al internet.