ALUNADOS. ¡Ay, Luna! Tan bella, lejana y a la vez tan cerca de las fantasías humanas. Hoy los diarios hablan de ti, Luna. De otro día como hoy hace cuarenta años, cuando Armstrong y Aldrin te pisaron por primera vez. De lo que significó aquella huella, su fotografía y el aroma a pólvora quemada de la arena pegajosa que recubre tu suelo desolado. De lo que pensamos cuando te vimos de cerca por primera vez. De lo mucho, poquito o nada que aportaron los 382 kilos de rocas que aquellos militares con escafandra -casi sin rostro, o con rostros robotizados- trajeron de ti para analizarte. De lo alunados que quedamos los que entonces éramos niños. Que de tanta mirada insistente dejamos de ver un agujero de luz en la noche y empezamos a descubrir a Bugs Bunny con un palo. Nuestra primera pareidolia.
LUNÁTICOS. A fines de los 60 no estaba de moda imaginar selenitas, pero pronto iba a crecer la sombra de la conspiración. El uso del adjetivo lunático mutó y comenzó a aplicarse entre los que recogieron la siembra de un rumor, y denunciaron que a ti, Luna, no te alunizaron. Que fuiste escenario de un montaje hollywoodense, un número para los que te vieron por tevé. Dos tipos audaces, Bill Kaysing, ex empleado de un contratista del proyecto Apolo, y Bart Sibrel, camarógrafo, repitieron tantas veces que el alunizaje fue una teatralización que la idea del engaño lunar minó la confianza de millones de jóvenes alejados del conocimiento que hace al alunizaje un hecho histórico evidente.
ALUNIZADOS. El 20 de julio de 1969 (cuando en Houston eran las 15:17), se posaba sobre el Mar de la Tranquilidad el módulo espacial Águila. Cinco horas y media después -es decir, cuando para medio mundo ya era el 21 de julio- Neil Armstrong y Buzz Aldrin daban sus históricos saltitos sobre la superficie lunar. Cerca 600 millones de personas asistieron a un espectáculo que pretendía obtener un rédito estratégico, pero que colmó de un sentimiento de maravilla a varias generaciones. Ahora es fácil minimizar aquella alquimia geopolítica perorando sobre los motivos reales: la Guerra Fría, los afanes de supremacía de cada potencia, en suma, el mismo liderazgo que ahora Obama trata de recomponer.
Pero para llegar hasta allí decenas de miles de cerebros convergieron en un proyecto -el programa Apolo- que concretó una de las más monumentales proezas nunca antes alcanzadas por la especie humana. El imaginario científico rozó el clímax, como sucede cada vez que la ciencia sobrepasa a la ficción, y fuerza a la imaginación a mejorar la apuesta.
VIAJES ROCOCÓ. Los astronautas no llevaban el casco de las Naciones Unidas. Eran, innegablemente, norteamericanos. Pero alcanzar la Luna era una meta que desbordaba épocas y banderas. Desde entonces pasaron ríos y siglos de sueños. Como los de Plutarco, que en el siglo II imaginó al satélite natural de la Tierra anegado de flores y animales gigantes, o el primer viaje del escritor sirio Luciano de Samosata, quien le puso alas de ave a un filósofo ateo y lo hizo volar desde el monte Olimpo hasta la Luna, a la que descubrió habitada por espíritus, o en una voltereta de ficción alucinada enfiló hacia nuestro satélite en un barco arrastrado por una tromba marina y, ya en destino, descubrió que entre los selenitas existe el matrimonio gay y el embarazo masculino, cuyos críos nacen por la pantorrilla. O los de John Wilkins, fundador de la Royal Society, diseñador de un navío a motor cubierto con plumas de ganso, quien quiso llevar a los ingleses a la Luna en 1638. O del legendario Cyrano de Bergerac, cuando en 1650 llevó a la estratósfera a un piloto impulsado por frascos llenos de rocío, o máquinas que lanzaban imanes al cielo para atraer a la nave y otras tecnologías más cómicas que anacrónicas. Para no hablar de las profecías de Julio Verne, quien precisó cien años antes que nadie quiénes, dónde y cuántos días duraría el viaje a la Luna.
ALUCINADOS. Llegar a la Luna no era solamente “llegar a la Luna”. Era también sacarse de encima las dudas diseminadas por el New York Sun, por ejemplo. En agosto de 1835, ese diario publicó una serie de artículos sobre los supuestos descubrimientos del astrónomo John Herschel (convenientemente trabajando en Sudáfrica), quien con su telescopio habría divisado «nítidas amapolas, flores multicolores e idílicos lagos azules con bisontes y unicornios pastando» y hasta «murciélagos humanoides» sobre la superficie lunar. El Sun agotó 19 mil ejemplares, casi un precalentamiento de lo que el inglés Ray Santilli lograría con la muñecopsia de Roswell 160 años después. El engaño fue atribuido al periodista inglés Richard Adams Locke -descendiente del filósofo John Locke-, pero ni él ni el periódico se hicieron cargo del fraude.
Bien entrado el siglo XX, llegar a la Luna también era buscar al monolito extraterrestre que previeron Arthur C. Clarke y Stanley Kubrick en 2001, odisea del espacio; o acercarse a las promesas de coexistencia interestelar vaticinadas en Star Trek.
Lanzar el Saturno V, ese monstruo de metal de casi 3 mil toneladas, costó 681 millones de dólares. Por entonces, nadie pensaba en cuántas bocas hambrientas podía calmar ese dinero. Pocos se sustraían al influjo de aquellas imágenes. Pese a Vietnam -que mostraba, apenas, la realidad- el programa Apolo era un símbolo de progreso, paz y futuro.
COMPLOT HEAVY. En total, el programa lunar tripulado de la NASA visitó a la Luna seis veces, transportando a doce astronautas norteamericanos, quienes recorrieron 95 kilómetros a pie o en jeeps, transmitieron al mundo cientos de horas de imágenes televisadas, tomaron más de 30 mil fotos, instalaron instrumentos para efectuar 60 experiencias científicas (entre ellos reflectores láser que permitieron medir con extraordinaria precisión la distancia entre la Tierra y la Luna) y regresaron con 382 kilos de roca extraterrestre, que se tradujeron en miles de páginas en publicaciones científicas que aportaron nuevos datos sobre la composición del suelo lunar.
La evidencia del alunizaje -de los alunizajes- es abrumadora. Sin embargo, para millones de personas sigue siendo “el mayor engaño del que ha sido víctima la Humanidad”. Curiosa paradoja: el acontecimiento mejor documentado del siglo XX pasaba a ser el más lujoso y efectivo despliegue de efectos especiales de todos los tiempos. ¿Como no íbamos a creer, décadas después, en conspiraciones aún más extrañas?
Enlaces
Para redescubrir la misión Apolo
Ciclo en el C.C. Rojas: imágenes del antes, durante y después del 20 de julio de 1969
¿¿¿ Cómo se llamó en la Argentina la peli de la conspiración??? Esta en IMDB: http://www.imdb.com/title/tt0077294/
Auguri
Se llamó igual, según creo: Capricornio Uno. Otro día amplío un poco más aquel capítulo de la historia. La que no ví -y se verá esta noche en España- es Operación Luna. Los que puedan, que la vean. Creo que merece la pena.
No se que les pasa a los que creen que llegar a la luna fue un fraude….hay tantas cosas que parecen imposibles y sin embargo son reales…como poder operar un cerebro desde una localización remota, con tanta precisión y tecnología, hay tantas cosas que no nos entran en la lógica y sin embargo las creemos, porque no esa???
saludos
Los americanos mostraron que todo es posible y con este hito en la historia demostraron de lo que son capaces, la conquista del espacio. Las teorías conspirativas que dicen que no fue real son totalmente falsas por muchos motivos que no se pueden explicar acá, pero hay una de sentido común y otra mas científica, la primera es como los rusos en plena guerra fría no dijeron nada?? Se la comieron todos estos años y no dijeron nada? La otra es que hoy en dia con un buen telescopio desde la tierra se pueden ver los rastros de la misión Apollo 11. Como es posible que ningún científico espacial argentino o extranjero lo refute y afirme? Claro por que lo único que es es un disparate y algún que otro video dando vueltas por youtube, pero son teorías falsas y conspirativas. En fin, felicidades a toda la humanidad por el 40 aniversario.
Ale, escribís que «La evidencia … es abrumadora. Sin embargo, para millones de personas sigue siendo “el mayor engaño del que ha sido víctima la Humanidad”. Y yo agregaría: «Y tambien para los que hacen este diario!!!». En la tapa de Critica Digital han puesto dos videos partidarios de que fue todo un engaño. ¡¡Hacé algo Ale!! Seguro que no tienen en este diario un asesor científico, pero vos serias lo más parecido a eso. Saludos, JCZ.
Con respecto a las teorías conspirativas una vez una persona me dijo que para él era impensable el alunizaje porque había un tema no resuelto que era el de la propulsión. Uno de los problemas que no han tenido solución es el peso del combustible, por eso los cohetes desprenden módulos una vez que han utilizado esa parte del combustible. Y hasta hoy, el petróleo es la única fuente de energía capaz de ser utilizada para tales fines. Otra cosa que me dijo es que con el avance tecnológico que hubo en estos 40 años es dificil de creer que no exista una base en la luna si se hubiera llegado ahí en 1969.
En mi caso no tengo una opinión formada porque no tengo el conocimiento suficiente del tema, lo único que puedo decir es que mi mamá sostuvo durante mucho tiempo que yo estaba en «la luna de Valencia…»
¿Por qué el pueblo norteamericano es tan propenso a las teorías de conspiración? Se lo pregunté una ves al misionero de mi fe, el muy mal hablado Darrell Morán que rato jubilado y viviendo en Maine supongo en la actualidad.
Y digo mal hablado no por desprestigiarse al expresarse con insultos sino porque, a pesar de haber estado casi veinte años en nuestro país, oirlo sermonear era un delirio debido a su mal castellano.
Según él, a pesar de que en estas latitudes se considera a los yanquis como paradigma de verdad y democracia, han tenido gobiernos muy mentirosos, tanto, que millones de sus patriotas ya no le creen nada de nada. El secretismo a raja tabla implicado en la industria armamentista en las riesgosas carreras por supremacia geopolitica con otras naciones, debino en costumbres antidemocraticas, como por ejemplo, bombardear su propia nación con armamento nuclear justificadas como experimentos de la ciencia nuclear.
Una pena. El pais ha tenido logros ponderables pero…, por causa de las mentiras y ocultamientos, millones ahora se hacen participe de las más locas teorías de conspiración. ¿Fuimos a la Luna? No, nadie fue, excepto doce tipos uno de los cuales se lo sabe masón. Y estos doce, dejaron objetos y trajeron otros que comprobarían que el hombre piso la Luna más muchos no quieren creer. Tanto esfuerzo, tanto gasto, y ahora la NASA no puede convencer que se embarco hacia Selene a tantos incrédulos.
[…] imaginar un extraterrestre creíble, la semana del alunizaje en cuatro entregas (dedicadas a la historia del complot lunar, el transpié de Feinmann, el episodio donde un conspiranoico le rompió la paciencia a Buzz […]