Tenía 79 años y el corazón golpeado. Se llamaba Alva John Kiehle, pero se hizo conocido en todo el mundo con el seudónimo que usó toda la vida, John Keel. Había nacido el 25 de marzo de 1930 en Nueva York y allí lo conocí, gracias al periodista José A. Huneeus, en 1983.
A los 16 años fue cronista del New York Times y admiraba a Charles Hoy Fort (1874-1932) cuando todavía no sabía que iba a ser su heredero.
En 1952 ya se había enfundado el traje de cazador de platos voladores y fue uno de los primeros periodistas radiales que pasó una noche dentro de la Pirámide de Gizeh para transmitir sus vivencias en directo. Enseguida emprendió una gira que lo llevó del Nilo al Ganges, donde investigó los trucos de los fakires, y peregrinó por el Tibet tras las huellas del Yeti. Metido a ufólogo, sus libros impactaron entre los ufólogos de la época, como Operación Caballo de Troya (título luego vampirizado por J.J. Benítez) y El enigma de las extrañas criaturas (Ed. ATE, Barcelona, 1981).
DOBLE RASERO. Sus creencias tenían dos filos: por un lado, le perseguía la idea de que “alguien” (jamás decía quién o quiénes) “nos quiere hacer creer en extraterrestres”: y, por el otro, denunciaba los bucles de razonamiento conspirativo de sus colegas, que veían contubernios militares por todas partes, o empezaban a hacer un uso peligroso de la hipnosis en los casos de abducción. A la vez, cuando entrevistaba a testigos de ovnis, creía en asuntos bien difíciles de creer. “Varios testigos de cosas insólitas –me dijo en 1986– tuvieron síntomas de enfermedades venéreas, como infecciones en la próstata (…) he descubierto a mujeres que casi siempre estaban en su período menstrual”. Cuando le pregunté si estaba sugiriendo cierta clase de vampirisimo, no sólo me dijo que sí. Citó el caso de un ovni que asedió a una ambulancia “llena de sangre fresca”. Cualquier cosa que esto pudiera significar, ya que él había abandonado la hipótesis extraterrestre en 1967.
LEYENDA APOLILLADA. Bajo la dirección de Mark Pellington y Richard Gere en el papel del periodista “John Klein”, en el 2002 se estrenó el film basado en su obra, The Mothman Prophecies (Las Profecías del Hombre Polilla, 1975). Una criatura de ojos rojizos que -si alguien los miraba- “estaba condenado a morir en seis meses”. Julio Arrieta, a propósito de sus historias, se preguntaba: “¿Keel es sólo un caradura o realmente se cree las tonterías que dice?”. No tengo ninguna evidencia aparte de la charla que mantuvimos hace 25 años. Para mí, Keel creía honestamente en sus historias. Propongo que cada vez que dejemos una bolita de alcanfor en el ropero, le dediquemos un pensamiento al maravilloso John Keel. Que en paz descanse.
Enlaces
John A. Keel Has Died, en Cryptomundo. Por Loren Coleman
John Keel: «Alguien nos quiere hacer creer en extraterrestres». Por J. A. Huneeus y A. Agostinelli
Ciertas profecías nunca se apolillan: otro ufólogo asciende a Hollywood. Por Patricio Abusleme
John Keel, el conspiranoico. Por Julio Arrieta
Estas diciendo que el Caballo de Troya de Benitez es un plagio de un libro de este autor?
y él lo da como verídico?
el tema de ese libro me encantó…mas allá del autor real.
No, Ana. Siento no haber sido claro. Lo que digo que J.J. Benítez «vampirizó» es el título Operación Caballo de Troya, no el libro. De lo que se acusa a Benitez es de haber copiado otras obras, la más famosa de ellas, El Libro de Urantia (y lo hace precisamente en la serie de los caballos troyanos). Te recomiendo leer la biografía no autorizada sobre este autor español, escrita por mi buen amigo Luis Ruiz Noguez, aquí.
Hola Alejandro, Y hablando del tema del plagiador Benítez, viste lo que salió en la Wiki sobre él? Mentiras tras mentiras para hacerlo quedar bien. Intuyo que sus fans metieron mano.El tema es que pierde así objetividad la Wiki.
Abrazo!
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