Cada tanto reaparece alguna polémica alrededor de la llamada Publicidad Subliminal, es decir, la creencia según la cual ciertos publicistas diseñan sus avisos para enviar sigilosos mensajes cifrados al consumidor. Estas ideas -que no son captadas a golpe de vista- quedarían grabadas “debajo del umbral de la percepción”. Según han concluido los que saben, no hay evidencia que respalde la capacidad humana de percibir tales estímulos, siendo el llamado marketing hipnótico impotente –o bastante inefectivo- para influir en nuestras conductas.
NACE UNA ESTRELLA. Debe ser por eso que asistimos al parto de un nuevo género: la Publicidad No Tan Subliminal. Los mensajes non sanctos, si bien siguen siendo malévolos, ya no son arteros sino totalmente explícitos. El 27 de agosto, The Daily Mail informó sobre el patatús de una pareja en West Yorkshire, Gran Bretaña: se quejaron ante el gerente de un negocio por haber vendido a sus hijos “caramelos ácidos con envoltura pornográfica”.
Las golosinas de la marca alemana Haribo Maoam ingresaron en el mercado europeo en 2002. El matrimonio Simpkins denunció que los dibujitos que representaban al lima-limón retozaban en “un pervertido encuentro carnal”. La noticia desató un alud de protestas. “El rostro del lima, que suponemos es el caballero, tiene una expresión especialmente espeluznante”, alegó el señor Simpkins.
SOBRE INTERPRETACIONES. El monigote verde saca una lujuriosa lengua afuera y, ciertamente, parece feliz. Lo curioso es que el mismo dibujo aparece en caramelos sin sabor lima. En otro gráfico, correspondiente al caramelo con gusto a cereza, parece rozar la zona erógena del muchacho verde con su mentón, aunque podría tratarse de una embozada fellatio.
Los defensores del rol del azar en estos asuntos atribuirán la pornografía al cerebro tirando a podrido de los aficionados a interpretaciones maquiavélicas. Es decir, esas cosas tan feas que los censores descubren tienen más que ver sus excesos de suspicacia que a intenciones encubiertas.
En lo que respecta al papel de los caramelos, el mensaje podría ser más escandaloso de lo que parece: las frutas bien podrían ser del mismo sexo.
Enlaces
Father’s fury over children’s ‘pornographic’ sweet wrappers
¿Existe la publicidad subliminal?
No sólo eso, Sr. Periodista. Fíjese que la pornografía la promueven en «caramélosacidos».
¿ No se da usted cuenta de que además inducen al consumo de alucinógenos?
¡Que barbaridad!
Estos caramelos son un orgasmo de sabor.
Pero qué mal pensados… jajajaja, esto es como el test de la figura de los delfines y la pareja desnuda: los niños sólo distinguen los cetáceos, no las personas y lo que hacen.