El 5 de enero se cumplieron dos años de la desaparición de mi amigo Mariano Moldes (1966-2008) y no pude evitar entrar en el trance de la nostalgia. Ya en Hipótesis (el blog de Carolus), en la revista Pensar (en un artículo que reproduje corregido aquí) y en mi libro, Invasores (Sudamericana, 2009), expuse sobre lo que su amistad significó para mí. No me voy a reiterar. Pero también sé que Mariano todavía tiene mucho para decir. Por eso, abuso de mi supervivencia para difundir algunas de sus ideas sobre nuestros intereses comunes (y me permito ampliar el plural a los seguidores de este blog). Empiezo con dos recuerdos de su figura. Uno de Diego Gallotti, quien fuera su compañero en la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA, y otro del profesor Mario Bunge, autor de una evocación que ahora publico completa. Diego, autor del título de esta entrada, me dijo que escribió sobre él para “disipar la angustia” que la ausencia física de Mariano le había provocado. Dos años después podemos hablar de otras cosas. Eso intentaré.
“MARIANO COMBATÍA SU TEMOR A LO EXTRAÑO”.
«Era gracioso y extraño. Sobresaliente. Tanto, que a veces causaba temor. Y quizás ese temor que a veces provocaba en las personas, inducía asimismo temor en él.
Posiblemente, lo que algunos podrían llamar paranoia, era un simple círculo vicioso originado por su extravagancia, su brillantez y el temor a lo extraño.
«Justamente, en la última etapa de su vida se dedicó a combatir el temor a lo extraño. Porque, ¿qué es la pseudociencia? sino una herramienta imperfecta, temeraria y temerosa para tratar de explicar lo extraño, lo desconocido.
«Probablemente, con este combate al temor a lo desconocido, estaba librando su última y fatídica batalla contra el temor que él despertaba en muchas personas.
«Y él era, simplemente, un chico de Barracas infinitamente curioso, increíblemente dotado y peligrosamente honesto.
«Egregio y por eso mismo disgregado por la sociedad».
Diego Gallotti
«¡LÁSTIMA QUE MOLDES NO NACIERA EN BRASIL!»
“La muerte de Mariano Moldes me ha entristecido, no sólo porque le estimaba mucho, sino también porque no fue un caso único ni aislado. En efecto, Moldes, biólogo y filósofo, curioso y culto, trabajador y honesto, cumplidor y simpático, habría triunfado en Norteamérica, en Europa, o incluso en Brasil o México. En esos países habría obtenido becas y puestos de trabajo conmensurables con su enorme capacidad, mientras que en nuestra pobre patria tuvo que abandonar su vocación para ganarse la vida ejerciendo tareas que no aprovechaban sus conocimientos, su originalidad ni su empuje.
«Creo que conocí a Moldes hace tres lustros, en la maravillosa Feria del Libro de Buenos Aires. Yo acababa de fustigar a las pseudociencias en una conferencia y, como de costumbre, algunos cultores del psicomacaneo se indignaron porque yo pretendía quitarles el pan de la boca. Moldes, que había estudiado biología como se debe, o sea, con espíritu critico, se irguió en su enorme estatura y apoyó con su lógica y serenidad habituales lo que yo acababa de decir. A la salida entramos en conversación, la que proseguimos por correo durante unos años. Cuando se necesitó un traductor de Fundamentos de la Biofilosofía, que escribí con Martin Mahner, recomendé calurosamente a Moldes como traductor, y tuvimos la suerte de que aceptase. Digo «suerte» porque hizo la tarea a la perfección.
«También tuve la suerte de que Moldes me confiara algunos de sus proyectos de investigación. Yo esperaba que soltara todo lo que tenía entre manos y viniera a Canadá a doctorarse en filosofía, pero Moldes se lo impidió un compromiso sentimental. Yo lamenté mucho su decisión, al tiempo que admiré su lealtad y espíritu de sacrificio.
«Moldes fue una de las víctimas de la estrechez de miras de los políticos de su tiempo, quienes no entendían que la ciencia es importante para el desarollo nacional, y que no puede cultivarse sin apoyo del gobierno. (Alfonsín la entrevió y designó el primer ministro de ciencia y técnica, cargo que Menem suprimió, y que afortunadamente Fernández acaba de resucitar.)
«El gobierno brasileño actual lo ha comprendido, y está dedicando el 1,5 por ciento del producto interno bruto a la investigación básica, en tanto que el argentino solo le dedica el 0,3 por ciento. El resultado está a la vista: Brasil marcha a la cabeza de la ciencia latinoamericana, y aporta el 2 por ciento a la literatura científica mundial. ¡Qué lástima, para la ciencia y para Brasil, que Moldes no naciera en ese país!»
Mario Bunge, FRSC
Frothingham Professor of Logic and Metaphysics McGill / University Department of Philosophy, West Montreal, QC Canada
AUTOPSIA DE UN EXTRATERRESTRE. A principios de septiembre de 1995, cuando la televisión presentó la “autopsia al E.T. de Roswell”, la desaparecida Fundación Centro Argentino para la Investigación y Refutación de la Pseudociencia (CAIRP) organizó en la Librería Gandhi una mesa redonda. Hace cuatro años, Mariano resumió su postura durante aquella charla con estas palabras: “Mientras el E.T. se apartaba diametralmente de la constitución humana en algunas cosas, era exageradamente antropomórfico en otras. Sus ‘vísceras’, a diferencia de las de un ser humano, estaban sueltas en la cavidad corporal (con total carencia de mesenterios u otras membranas que actuaran de sostén). Lo mismo ocurría con el patrón de distribución de fluidos: pese a estar muerto, la piel estaba tan perfundida que el corte del escalpelo podía seguirse con la sangre que brotaba; las vísceras estaban secas. Y a todo esto, tenía una carita, una naricita, dos orejitas… la máxima rareza era un dedo suplementario y una especie de película que cubría los ojos. O sea: si su fisiología estaba tan lejos de la nuestra, ¿cómo era que, mediante puras casualidades evolutivas, había llegado a tener una anatomía tan pasmosamente semejante? Más bien daba para pensar que algunos de estos rasgos facilitaban el truco (incisión inicial), mientras otros revelaban el corto vuelo intelectual del falsificador (vísceras sueltas) o buscaban eco emocional en el espectador medio al refrendar ciertas creencias muy difundidas (aspecto de hombrecito gris cabezudo).”
La totalidad de aquella conferencia, de la que fui moderador, está en Internet. Creo que vale la pena el rescate. Entre otras cosas por la cantidad de rostros queridos que aparecen en ella. No sólo estuvo Mariano. También participaron otros dos amigos que hoy tampoco están: el doctor Aldo Miguel Slepetis (médico y confundador del CAIRP, fallecido en 2005) y el doctor Fernando Raúl Colomb (1939-2008), asesor científico del CAIRP y parte del directorio de la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE).
El video dura 1 hora 45 minutos. Debe haber un puñado de personas sobre la Tierra capaces de ver el material completo. Destaco, entonces, los tramos donde vemos a Mariano: opina sobre el sangrado del extraterrestre (0 hora, 30’, 30’’), sobre la improbable existencia de alienígenas humanoides (1 hora, 1’) y sobre la picardía del diseño del fraude (1 hora 9’, 08”) . En la crispada recta final, Mariano debate con el público sobre los límites que ofrecen las leyes científicas para imaginar cómo no serían los extraterrestres (1 hora, 35′). Él era un miembro de lujo del CAIRP. Pero da la impresión que ese día empezábamos a darnos cuenta de eso.
Cierro con otras reflexiones de Mariano que extraje de sus apuntes, cartas y algún artículo a medio hacer. Ojalá las disfruten. De su autoría queda poco más: casi todos sus originales desaparecieron en cuentas de correo a las que nadie pudo acceder. No todo el mundo tiene previsto morir a los 41 años.
LAS CREENCIAS DE LOS OTROS. Mariano no comulgaba con la frase: “Qué se le va a hacer, el que quiere creer… va a seguir creyendo”. No porque la expresión estuviera desacertada sino porque la delimitación el que quiera creer “no garantiza los presuntos corolarios pesimistas que intentan derivar quienes la repiten, buscando en ellos justificación para eternizar a los escépticos en sectas confinadas a una mesa de café”…
“El caso es que ‘el que quiera creer’ no viene identificado con una remera flúo: lo único que uno puede asegurar que hay en el otro campo son ‘creyentes’; y muchas veces lo son a regañadientes. No faltan los casos de quienes están en perfecto equilibrio cuando un mensaje cuestionador los alcanza, pero algún tiempo después entran en crisis y allí el mensaje hará sentir su efecto.”
«EL ESPIRITISMO ME DEPRIMÍA». “Alguna vez fui ‘creyente’ en una visión favorable a la parapsicología y el espiritismo, pero muy a mi pesar: me deprimía el que los espíritus de los muertos anduvieran alrededor metiendo las narices en nuestros actos privados, y el lugar miserable en que esto dejaba a la ciencia ortodoxa; sólo respaldaba mi creencia en la presunción de que las cacareadas evidencias eran respetables y en la idea de que era una de las dos únicas posibilidades para salvar la idea de una escatología (la otra estaba representada por la religión tradicional). También fui ‘partidario’ del psicoanálisis durante un tiempo, mayormente porque lo contrario habría significado hacerme acreedor a que la mayoría de la gente a la que trataba me mirara fulero. Abandonar a una y otro sólo fue posible cuando enfrenté una crisis masiva. Esa fue la crisis que me empujó a descubrir el deísmo. Así perdí toda motivación para creer en un mundo parapsicológico/espiritista, y entonces la evidencia en su contra pesó muchísimo más; y como la crisis alcanzó a mi vida social, me tenía sin cuidado lo que la gente pensara de mis ideas. En este clima descubrí que (Mario) Bunge representaba mucho más que la objeción al psicoanálisis, y lo estudié; en el curso de unos meses me había convertido en un enemigo jurado tanto de la parapsicología como del psicoanálisis.”
LA FE TE PUEDE MATAR A DENTELLADAS. “La criptozoología intenta rescatar el espíritu romántico de la zoología del siglo XIX. Yo puedo dar fe: cuando me iba mal en la carrera (antes de que Bunge encendiera la lámpara de Aladino en mi cabeza) y no la veía ni cuadrada con la teoría, la única esperanza con la que soñaba en grande se cifraba en volver de una tierra remota con un monstruo enorme y fiero, rugiendo y lanzando dentelladas en stop-motion. Por eso, cuando fui a los lagos del Sur, me tracé el siguiente plan: si se llegaba a ver un Nahuelito yo iba a tirarme al agua aún a riesgo de cagarme de frío y de que el monstruo no lo tomara a bien. Lo único que me hizo dudar fue la posibilidad de que no hubiera críptidos… sino minisubmarinos a oruga, seguramente adquiridos a la U.R.S.S., que la Armada (argentina o chilena) estuviera probando en los lagos y, al verme, decidieran liquidarme para mantener el secreto. Pero que el plesiosaurio me deshiciera a dentelladas, eso sí podía afrontarlo…”
EN POS DE LOS MARGINADOS DEL SISTEMA ACADÉMICO. Mariano había diseñado un programa de “recuperación de cerebros” al que llamaba “Legión Extranjera de la Academia”, una suerte de coalición de mentes desaprovechadas que imaginaba integrada por “graduados en ciencias que no consiguen inserción profesional como investigadores”. También quiso impulsar un “Grupo Estudiantes Agudos” mediante el cual deseaba fomentar la comunicación y la coordinación de los egresados marginados del sistema académico. Cuando le sugerí que empezara a desarrollar sus ideas en un blog, repuso: “Es cierto que un motor de búsqueda puede arrojarte en un blog, pero como mi propuesta es algo tan novedoso e inusual, y los excluidos por el sistema suelen estar tan resignados, no es de esperar que busquen ese blog, sino más bien que se topen con él. Y esto se vuelve improbable debido a la superpoblación de la blogosfera; hoy por hoy, hasta los hámsters tienen blogs”.
Fuente: El filósofo en musculosa. Revista Pensar Vol 5, Nro. 2 (abril/junio 2008),
Lindo articulo. Muy interesante el comentario de Mario Bunge. me gustaría conocer mas trabajos de Moldes.
En honor a la verdad no sabia quien era Mariano, pero q alguien escriba de otro las cosas bellas q he leido,da una sensación dificil de explicar con palabras, se nota lo mucho q lo extraña, se q este comentario no tiene nada q ver con su blog, ….disculpe
Por supuesto, estas son algunas de las notas de Mariano disponibles en Internet:
Nostradamus, el profeta sin la máscara
El secreto oculto detrás de «El código de la Biblia»
La guerra de los clones
A la caza del Nahuelito
Muy buenos los artículos recomendados. Sugiero a los lectores del blog que lo vean.
Este post es fantastico, si todas las personas pensaran como tu este mundo seria mucho mejor de lo que es.
Gracias Alejandro, esa foto que ponés dice mucho de la personalidad de Mariano. ¿Viste que superamos a los chimpancés porque tenemos un período más largo de niñez? Algo muy bueno en las personas es no perder la mirada de niño. Mariano no perdió esa mirada y esa perspectiva que todos alabamos sin darnos cuenta de lo que es.
Hola Alejandro yo soy prima de Mariano y compartí con el parte de mi niñez realmente era admirable e increíble me gustaría tener más información de sus trabajos e investigaciones